Libro número tres de la Trilogía Medieval Warriors.
Cuando Evelyn Godewin se marcha de su país natal, Inglaterra, busca un nuevo comienzo. Sin embargo, el destino tiene otros planes, dejándola sola en un implacable bosque de las Highlands, perseguida por los lobos y con la llegada del invierno. Decidida a sacar el mejor partido de su entorno, Evelyn se refugia en una casita abandonada en el bosque. Pero cuando Conall MacKerrick, un jefe de las Tierras Altas, irrumpe en la casa y la acusa de allanamiento, Evelyn le dice una mentira de la que sabe, se arrepentirá algún día. Para su sorpresa, se descubre enamorada de ese highlander...
Conall MacKerrick cree que su clan está maldito, cuando se encuentra con Evelyn cree que ha encontrado la clave para anular la maldición. Debe casarse con ella – o al menos, dejarla embarazada. Seducir a esa atractiva belleza es la única manera de salvar a su gente y su orgullo. Al mismo tiempo que empieza creer que ella puede curar, no solo los problemas de su gente, sino su propio corazón, Conall descubre un secreto que puede destruir su nuevo amor...
Debo reconocer que, dado el título, la portada y el argumento, esperaba encontrar una novela de un corte distinto al que hallé. Y sin embargo, me ha reportado una de esas agradables tardes de lectura que siempre son de agradecer.
El frío guerrero que pensaba encontrar ha resultado ser un hombre con sus defectos, pero también con un gran corazón cargado de penas. Un hombre con sus debilidades y miedos. Un hombre demasiado entregado a una responsabilidad que solo le ha reportado dolor y soledad.
Evelyn Godewin es una superviviente. Una mujer que lucha por lo que quiere aunque eso mismo le pueda llevar al borde de la muerte. Tan valiente como terca, sin familia ni futuro, Evelyn se presenta como una mujer práctica que encuentra en los animales el cariño y la compañía que necesita. Sobre ella pesa la carga de saber que, a causa de su nacimiento, su madre murió. El miedo atroz a que a ella le ocurra lo mismo hace que considere imposible entregarse a un hombre.
El duro invierno de una tierra inhóspita conseguirá reunir en una cabaña a nuestros protagonistas. Cada uno tiene sus propias razones para ver en el otro una salida a sus problemas. De la necesidad nacerá el amor, pero ¿podrá sobrevivir este sentimiento a la verdad?
Aparentemente sencilla, esta novela irá desvelando sus secretos mientras entona un hermoso canto a la supervivencia, en un tiempo oscuro y remoto. Desde su dramático comienzo hasta su mágico epílogo, su lectura resulta amena y placentera. No hay un derroche de pasión arrebatadora, ni fiereza guerrera, ni el orgullo de casta a los que estamos acostumbradas en este tipo de obras. La narración, sea por las características de los personajes o por su cerrada ambientación, se convierte en algo más cotidiano e íntimo. El toque de leyenda, de sortilegios y maldiciones que envuelve la trama, enriquece la novela con el atisbo de una pasión marcada por la tragedia. Y es que, mientras que el amor de Conall y Evelyn es de este mundo, el de la pareja que con sus muertes lo propició se presenta ante nuestros ojos como eterno.
El highlander de Heathe Grotaus reune evasión, sentimientos, un toque de leyenda, secretos y la narración de una historia de amor. Quizá no sea una novela extraordinaria, pero en mi caso me doy por satisfecha.
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