Tras la muerte de su hermana Katrina, una estrella de cine, Eva abandona California y se dirige hacia Trelowarth (Cornualles), donde las hermanas pasaban los veranos siendo niñas. Quiere esparcir allí sus cenizas para que pueda regresar adonde pertenece. En aquel lugar Eva tendrá que enfrentarse a los fantasmas de su propio pasado y a otros que pertenecen a una época muy anterior a la suya. La casa en la que vivió siendo niña no era solo el hogar de sus viejos amigos, los Haletts, también fue el hogar de otras personas que vivieron en el siglo XVIII.
Cuando Eva finalmente acepta que ella es capaz de deslizarse entre los siglos y ver y hablar con los habitantes de hace cientos de años, pronto se enamorará de Daniel Butler, un hombre que vivió - y murió - mucho antes de que ella naciera.
Eva comienza a cuestionarse su lugar en el presente. Dar descanso a su hermana la lleva a plantearse cuál es realmente el lugar al que ella misma pertenece, debatiéndose entre una vida que conoce y la vida de un pasado que la atrae.
A veces, cuando un libro me gusta tanto como este, me quedo sin palabras y soy incapaz de explicar, por mucho que lo intente, las sensaciones que ha producido en mí su lectura.
No me voy a extender contando de qué va la historia puesto que pienso que es mucho mejor que cada cual la descubre leyéndola. Sin embargo, no puedo por menos que tratar de explicar, como pueda, qué he sentido leyendo esta novela.
Hay tres cosas que adoro en los libros y que si de dan todas juntas y están bien hechas, como es en este caso, significan para mí la lectura perfecta: las novelas narradas en primera persona, los viajes en el tiempo, y una narración impecable donde las descripciones y los sentimientos se cuentan con todo lujo de detalles de manera amena, sencilla y fluida.
Me gustan las novelas donde es el protagonista el que cuenta la historia porque me resultan muy íntimas. Me siento confidente, especial, única... como si lo que se contara fuera para mí sola. Llega un momento que, más que leer, escucho las palabras como si me hablaran directamente. En este caso, Eva me ha narrado su experiencia y yo he sentido su miedo, su angustia, su tristeza, su confusión y su enamoramiento. He pasado con ella de un siglo a otro. La he visto con sus vestidos de una y otra época. He olido la sal del mar y la fragancia del campo, y ambas cosas cambiaban en función del año en el que se hallaba, de la gente con la que estuviera y de las circunstancias que se dieran.
Trelowarth, se ha dibujado ante mis ojos con la apariencia de cada siglo, y los personajes que vivían cada tiempo me han resultado sumamente reales, cercanos y queridos u odiados.
Pero estas sensaciones no han sido sólo producto de la narración en primera persona, puesto que la manera de escribir de la autora ha tenido mucho que ver en ello. Susanna Kearsley escribe de manera primorosa. Su forma de relatar detallada, minuciosa y cálida, hace que sientas, veas, huelas, palpes y respires todo aquello que te cuenta.
Personajes de una y otra época han desfilado ante mí con una humanidad real; los he creído vivos y al alcance de mi mano. He sufrido y reído con ellos y me he implicado en sus cuitas. He seguido hasta el final su historia quedándome con una sensación de pérdida tremenda cuando he llegado a la última página. Horas después de acabar la lectura, aún los tengo conmigo, y sigo pensando, no puedo remediarlo, cómo habría seguido la historia, qué será de Eva, Daniel, Fergal, Mark, Susan, Claire, Felicity, Oliver...
Tal vez esta no sea una novela para aquellas que se cansan con las descripciones y prefieren diálogos ligeros que facilitan una lectura más rápida. Seguro que no será el libro ideal para quienes eso de viajar en el tiempo les parece una quimera estúpida. Las lectoras que aborrecen las historias donde el narrador omnisciente brilla por su ausencia tampoco hallarán en esta novela su lectura perfecta. Sin embargo, todas aquellas a quienes las palabras enlazadas de manera deliciosa les producen sensaciones en la piel y en el alma; quienes soñaron alguna vez, al estar en algún lugar, con poder verlo y vivirlo unos siglos atrás; aquellas que disfrutan escuchando contar historias; ésas... ésas encontrarán una novela estupenda que colmará de gozo y dicha su rato de lectura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.