La novela comienza cuando Ophelia y su acompañante parten de la casa de Duncan McTavish después de anular su compromiso por segunda vez. Duncan está enamorado de otra joven y simplemente ve en Ophelia a una arpía londinense. El mejor amigo de Duncan, Raphael Locke se sorprende al encontrarla llorando tras un enfrentamiento con una vieja amiga. En ese momento comprende que Ophelia no es la arpía que todos creen y que haciéndole ver lo malo de su comportamiento será capaz de cambiarlo. Rafe está decidido a hacer lo que sea para que cambie de actitud. Para ello no se le ocurre mejor manera que engañar a la joven y trasladarla aún más al norte, a una de sus propiedades.
En esa casa tan retirada Rafe obligará a Ophelia a que vea en qué se ha convertido. Solo hablan, pero las dudas pronto surgirán. Ophelia está cansada de no fiarse de nadie, ni de sus supuestas amigas, ni de su padre, ni de todos los pretendientes que la asedian cada vez que acude a un baile. Con Rafe descubrirá a la niña que fue, dulce, compasiva, amable, juguetona a veces, pero también con mucho temperamento. Una semana después vuelve a Londres convertida en una mujer nueva, solo mantiene un detalle de su pasado más cruel, y es la enemistad con su padre, al que considera culpable de esa búsqueda incesante de marido.
Rafe huye siempre que puede de Londres, próximo heredero de un ducado, es uno de los mejores partidos de Inglaterra, por lo que se ve acosado constantemente por jovencitas casaderas y sus madres, sin contar que es uno de los hombres más apuestos del reino, pobrecito. Allí descubrirá que sus sentimientos hacia Ophelia son mucho más profundos de lo que pensaba, pero varias equívocos conseguirán enfrentarlos.
Hay varias cosas de este libro que no me han gustado; lo primero es que una persona no cambia tan drásticamente en solo una semana, Rafe me ha parecido frío en varias escenas, no me transmitía nada y la relación entre ellos me ha parecido forzada. Lo cierto es que para mí el argumento en general es un poco flojo, no le veo ni pies ni cabeza y los dos protagonistas podían haber dado mucho más de sí.
Ophelia es tan guapa que su belleza es un lastre, desde pequeña se ha visto expuesta por su padre para que todos la vean. Casi teme a los espejos porque solo le reflejan unas facciones perfectas y deseadas por todos los hombres. Sabe que no tiene amigas y que solo están cerca de ella para intentar conquistar a los caballeros a los que ella da calabazas. Leer sobre una protagonista así ya me decepciona un poco. La verdad es que cada vez que la leía quejándose me daban ganas de decirle unas cuantas cosas, y un detalle que sucede al final del libro no lo desvelaré porque sería un spoiler demasiado grande. Rafe tampoco me ha terminado de convencer, a veces actuaba por impulsos y otras, sin embargo, le daba igual todo. La química entre ellos no la he visto por ninguna parte. Lo que más me ha gustado del libro son los diálogos que tiene, algunos realmente divertidos. Lo califico como regular.
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