
¿Es posible enamorarse dos veces? pues en este libro está la respuestas. Un amor joven, alocado, lleno de sueños y sin miedo al fracaso, y un amor más maduro, quizá más realista, pero con la misma pasión. Es difícil decir que uno es mejor que el otro, no. Son distintos en momentos distintos de la vida pero igualmente satisfactorios.
Susannah es una luchadora. Desde esos primeros años de vida junto a su abuela, hasta el trágico incidente que la cambió para siempre. Susannah siempre ha tenido una relación tensa con su hermana pequeña, Paige. Sin embargo era el ojito derecho de su padre. Su mayor temor era decepcionarle, hasta que apareció Sam Gamble y le hizo querer algo más que esa vida acomodada pero vacía. Él le dio esperanzas y sueños, y el inicio de la nueva Susannah había comenzado.
Hay dos hombres que marcarán su vida, Sam Gamble, el que le dará al principio ese empuje que le hacía falta y gracias al que creerá en un sueño, y Mitch Blaine el que parece comprenderla mejor que nadie. Cómo me ha gustado Mitch, su manera de actuar, su tesón, sus principios y su santa paciencia, sin contar con esa sorpresita final que me hizo soltar una carcajada.
Un grupo de secundarios bien desarrollado y de los que conocemos un poquito las razones por las que actúan de una forma u otra, desde Yank, ese personaje que te atrapa con sus despistes, Angela, una madre singular y Paige, una joven tan perdida como Susannah. La ambientación llama la atención porque no es frecuente encontrar novelas que cuenten esos inicios de la informática, cómo grandes empresas ignoraron a frikis entusiastas que más tarde se convertirían en los pioneros de unos avances que cambiaron parte de nuestro mundo.
Me ha gustado mucho esta novela. He vuelto a reconciliarme con esta autora tras los últimos libros que no me habían gustado nada. Si tengo que ponerle una pega a esta novela es la traducción, algunas partes estaban mejor que otras pero aun así hay momentos en los que llama demasiado la atención.
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