El juego de la inocencia es una novela ambientada en los meses previos a la Revolución Francesa y su posterior desarrollo.
Louis es un vizconde de 21 años que quedó huérfano de padre y madre siendo niño y es su tío, un conde, el que ejerce de tutor al cuidado de su fortuna. Él podrá hacerse cargo de ella cuando cumpla los 25 años. El conde es un hombre viudo de 58 años que no tiene descendencia, por lo que a su muerte será su sobrino el que herede su título y sus bienes.
Louis es un petimetre cuya única preocupación es su propia persona y disfrutar ampliamente de todos los placeres de la vida. Solo come, bebe, viste y se rodea de lo mejor. Disfruta con el cortejo de cualquier mujer que se le pone a tiro y no para hasta conseguirla. Su porte, su ritmo de vida elegante y carente de responsabilidades, disfrutar de todo lo bueno y sus largas jornadas viviendo la vida en la corte de París, le procuran unos gastos que exceden con mucho el estipendio que le da su tío. Es por ello que todos los meses tiene que pedirle más y más.
En determinado momento el conde se harta de su irresponsabilidad para con sus tierras y del derroche del que hace gala, así que lo cita para decirle que ha decidido casarse con una muchacha joven que le dará hijos y que se olvide de heredar. Que se busque la vida porque no le va a dar un duro más ya que su herencia se la ha gastado con creces. Louis tiene una fuerte pelea con él y sale hecho un basilisco de su casa. Pero se encuentra en una situación precaria y decide buscarse el favor de su tía, la hermana de su tío, que siempre le tuvo un gran cariño. Así que a pesar de lo poco que le apetece, abandona París para irse el pueblo donde vive la mujer, una anciana bonachona e inocente, a la que espera conquistar si no para conseguir que convenza a su tío, sí para intentar que a su muerte sea él su heredero en lugar de su hermano. Para ello tendrá que jugar con el cariño que ella le tiene y tratar de parecer que en el mundo hay algo y alguien más importante para él que él mismo.
Cuando llega a la casa de su tía Augustine decido a solventar su problema como máximo en tres semanas, se encuentra con que con ella vive una joven anodina, tímida y a todas luces poco inteligente, que es la elegida por su tío como su futura esposa. Hélene, ha vivido 8 años recluida en un convento y solo ha salido de él después de que Augustine fuera a visitarla con su hermano y este decidiera que era una joven adecuada para casarse con él y darle hijos. En tanto se prepara la boda, vivirá allí bordando su ajuar y adaptándose a las normas sociales. Sacudirse las vivencias y costumbres del convento no es fácil y la joven viste vestidos grandes, deslucidos, de colores oscuros y que la tapan hasta la barbilla.
Louis la odia de inmediato, es lo más alejado a las damas que habitualmente frecuenta. La encuentra fea, sosa y sin clase. Sin embargo, poco a poco se va fraguando una idea en su mente: tratará de seducirla, primero como burla a su tío y segundo para ganarse su favor por si lo necesitara en su futuro.
Y allí, en un pueblo cuya clase no puede estar más por debajo de lo que Louis acostumbra a frecuentar, entre reuniones sociales con la nobleza rural y burgueses de la zona, Louis se presta al galanteo con jovencitas que buscan marido y subir en la escala social y madres que lo sueñan como esposo de sus hijas. Él, mientras tanto, afea los modales de Hélene, se mofa de su ropa, su apariencia y su manera de enrojecer hasta las orejas cuando él le dirige una mirada, y descubre que su plan le va a resultar muy fácil porque ella, como todas, se ha colado por él.
Hasta aquí, hasta aquí cuento y ya no sigo porque la historia de Louise y Hélene hay que leerla, porque tiene miga, porque tiene sustancia, porque su autora se la ha trabajado a conciencia y con esmero y porque si la cuento, os vais a perder las sensaciones que se experimentan si vais de nuevas y sin saber nada más.
Eso sí, aviso desde ya que no vais a encontrar un protagonista masculino que os enamore desde la primera página. Es más, vais a odiarlo porque es un capullo integral preocupado solamente por su persona y su perfectísima apariencia, además de cruel, déspota y soberbio. Hélene es una palomita inocente y frágil, acostumbrada a obedecer y a cumplir con lo que se espera de ella. Él se aprovecha y la utiliza mientras la instruye en los placeres de la carne, y ella se enamora y se muere de celos viéndole coquetear con posibles jóvenes casaderas con una buena dote. Ahhhh, pero no desesperéis, porque al final Louis se rinde, ¡ya lo creo que se rinde! y se enamora y sufre, y paga con creces su conducta, ¡pobre!
Y todo esto acontece mientras estallan las revueltas del pueblo, los nobles están cada vez más alterados, y se siguen sucediendo las fiestas, las reuniones sociales, los conciertos y las representaciones teatrales... Y, entretanto, llega una carta del tío en la que se requiere la presencia inmediata de su hermana y su futura esposa en su casa para adelantar la boda. Para entonces, la agitación en las calles es ya creciente y Louise... Louise se ha enamorado... pero la vida ya no le sonríe como lo hacía ayer.
La novela está muy bien escrita, es de lectura ágil y seria, tiene escenas eróticas muy subiditas de tono y, por encima de todo, cuenta una historia de amor con sustancia. Es una novela erótica-histórica con argumento, no hay sexo porque sí.
Los protagonistas, cada uno en el difícil papel que les ha otorgado la autora, son perfectamente congruentes y la excelente evolución de ambos a lo largo de la novela es muy creíble dadas las circunstancias.
La ambientación está muy bien contada, no es pesada ni se queda corta, es la justa para situarnos en cada momento de la historia.
Y para redondear un libro muy bueno, El juego de la inocencia acaba con un epílogo, unos años después, que anuda estupendamente todos los hilos de la historia de la pareja.
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