En los bosques de Mercy Falls, Minnesota, se esconde un secreto. Durante los meses invernales, feroces lobos merodean por el paisaje nevado. Están hambrientos y cuando cazan, no hacen distinción entre animales y personas.
Grace Brisbane, una niña de apenas 11 años, se columpia en el jardín de su casa. De repente, una manada lobuna cae sobre ella y la arrastra hacia la pesadilla. Incapaz de resistirse, se encomienda a un lobo de ojos amarillos que no deja de observarla. Sus súplicas no caen en saco roto y gruñido va y gruñido viene, el ataque se detiene. Es un milagro y Grace sale casi indemne. Durante seis años es incapaz de olvidar la imagen de su salvador. "Su lobo" ha estado siempre acompañándola en la distancia. Cuando llega el calor, Grace se siente desolada porque los lobos desaparecen sin dejar rastro.
Sam Roth, convive con su maldición desde que era un niño. No puede olvidarse de Grace, pero sabe que no tienen futuro juntos o sí...
Con temblor, da comienzo la serie de "Los lobos de Mercy Falls". Es un libro de temática juvenil pero apto para todos los públicos. La novela está enfocada a gustar y no sólo por su argumento. La editorial, Ediciones SM, ha cuidado al detalle su estética. Visualmente es un placer encontrarte con capítulos cortos impresos en una letra inmensa, cosa que mis ojos agradecen, y con unas ilustraciones -que aunque se repiten alternativamente- no dejan de ser muy originales. Realizadas en un precioso tono azul, es un placer saber que durante toda la lectura tanto unas hojitas otoñales como la silueta de un gran árbol, van a estar acompañándote.
La historia en sí está muy vista, pero es muy entretenida. Al principio tuve mis dudas cuando tuve claro, que iba a enfrentarme con una manada de licántropos -que por una u otra razón- acabarían interactuando con algún humano. Y la verdad es que no me apetecía demasiado seguir leyendo, pero ahora me alegro de haberlo hecho. He tropezado con unos personajes sencillos y sin complicaciones. A pesar de que Grace "conoce" a Sam en circunstancias traumáticas no tiene miedo de él, sino más bien una especie de fascinación mezclada con la esperanza de volver a verle. Grace -familiarmente hablando- ha llegado a sus diecisiete años, sola. Se ha criado con unos padres egocéntricos y despegados que no le han dado mucho cariño. Grace encuentra en Sam, a su compañero de fatigas y Sam por su parte, que está al borde del abismo y siente que su parte humana está a punto de desaparecer, encuentra en Grace su ancla.
Maggie Stiefvater quizá se recrea, en demasía, en la ambientación. Hay momentos en los que no sales ni del bosque ni de la casa de Grace. Es un permanente "Grace mira a través de la ventana a su lobo" o "Grace clava su mirada en el bosque, esperando encontrarse con esos ojos amarillos..." Y mientras te pasas la mitad del libro así llega el final y, la autora lo resuelve tan rápido que, no te da ni tiempo a paladearlo.
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