Hace una semana Samantha Kofer trabajaba en una prestigiosa firma de abogados de Nueva York. Ahora trabaja gratis en una asesoría legal para clientes sin recursos en una pequeña ciudad de Virginia. La caída de Lehman Brothers supuso para ella la pérdida del trabajo, de la seguridad y del futuro. Su mundo no tiene nada que ver con su vida pasada de peces gordos y bonos desorbitados.
En la actualidad se enfrenta a clientes reales con problemas reales en las tierras del carbón, donde la ley es diferente y defender la verdad significa poner en peligro la vida. Su nuevo jefe se dedica a demandar a las compañías mineras por los destrozos medioambientales que están devastando la comarca, y mucha gente lo odia por ello. La vida de Samantha ha dado un giro de 180 grados.
Opinión:
Esta debe ser la cuarta o quinta novela que me leo de este escritor. Es de esos autores que te llegan y luego tienes que buscar sus obras por todos lados. De esta novela me gustó la sinopsis porque me sonó a real. Aparte de eso, cualquier libro que trate de abogados, ya salgan juicios o no, me atrapan. Igual me pasa con las películas de juicio, no puedo remediarlo, creo que equivoqué la profesión.
No os dé miedo leerla, este autor tiene una narrativa estupenda, muy clara, por más confuso que sea el asunto, o la denuncia que trabajan los abogados, es facilísima de seguir. Es lo que yo digo: si se sabe escribir, se llega a los lectores por muy complejo que sea el tema tratado. Aunque he de decir que en este libro me parece que no ha puesto toda la carne en el asador, y hay puntos en los que flaquea la historia. Opinión personal, que conste, que no soy quién para criticar a un escritor de esta altura. Simplemente es que me he leído muchos libros del género.
Samantha es un personaje con garra. De estar trabajando entre las grandes fortunas, los grandes inversores y la gente de poder, se encuentra haciéndolo en un lugar apartado, atendiendo a gente normal, como cualquiera de nosotros. Sin embargo, la lucha aquí es más importante, porque se trata de hechos que a todos nos interesan, o nos preocupan: las multinacionales están acabando con el planeta. Suena duro, pero así es. Y aquí es donde se tiene que mover Samantha: en un lugar apartado, por completo distinto a la cosmopolita ciudad de Nueva York.
Es una novela con cierta crudeza, dado el tema que trata. Corrupción por los cuatro costados, empresas que solo buscan las ganancias para sus inversores, abogados capaces de lo quesea por defender a sus acaudalados clientes, por mucho que sepan que no llevan la razón. Pero ya se sabe: el que hizo la Ley, hizo la trampa, y ellos son maestros en ese campo.
Posiblemente por esto que digo, el personaje de Samantha destaca sobre otros. De ser una abogada metida hasta las cejas en temas de poderosos, se encuentra actuando a favor de personas necesitadas, que no solo la miran como a una salvadora, sino que la ven como persona, no como un montón de papeles a presentar ante un tribunal.
Hay una parte de la novela que me resultó un poco lenta, igual porque hay más descripciones de las que me hubiera gustado. Pero así y todo, es una buena novela donde se denuncia, donde obliga al lector a pensar en qué mundo estamos viviendo. Solo por eso, ya merece la pena tenerla entre las manos.
Yo, desde luego, la recomiendo.
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