La vida de Jessie Kenton -una niña londinense de siete años, nacida en una familia de clase media alta- gira alrededor de su hermano pequeño Georgie, que padece un grave trastorno emocional. Una noche, sin darle más explicaciones, sus padres se llevan a Georgie y lo sustituyen por Timothy, un huérfano al que acaban de adoptar. Tras el dolor inicial de la separación, Jessie se irá encariñando con Timothy, pero nunca olvidará a Georgie.
Veinte años más tarde, en 1932, Timothy se ha convertido en un prometedor egiptólogo del Museo Británico. Hasta que un día desaparece misteriosamente. En compañía de Sir Montague Chamford -un hombre incapaz de resistirse a una dama en apuros ni a la posibilidad de vivir una aventura-, Jessie emprenderá la búsqueda de su hermano por Egipto, a partir de las pistas que ha ido dejando a su paso, inspiradas en los casos del famoso Sherlock Holmes.
Jessie aún no sabe que Timothy ha forjado un extraño y duradero vínculo con Georgie, y que al intentar resolver la desaparición de su hermano también acabará descubriendo lo que sucedió con el otro.
Es la primera novela que me leo de esta autora porque no conocía más que las que tiene en inglés y, reconozco, que me da pareza algunas veces ir traduciendo según leo. Ahora he buscado más de ella y veo que tiene alguna otra traducida.
La historia me ha resultado intensa, estupendamente documentada, o eso creo porque no me he puesto a indagar sobre los datos que facilita. Seguro que se ha estudiado los lugares y los sucesos que pasaron en la época en que describe la historia. En ese aspecto le pongo un notable ya que ha conseguido meterme de lleno en el libro.
Es una novela que llega a emocionar como pocas, contando los sentimientos de una niña pequeña cuando así, de repente, su hermano ya no está con ella y en su lugar llega otro muchacho al que no conoce y con el que nada tiene que ver. El motivo es la enfermedad de Georgie, al que los padres no tienen más remedio que ingresar en una institución.
Egipto tiene para muchos de nosotros algo especial, una magia que en cuanto vemos una novela ambientada en ese país, nos falta tiempo para adquirirla. Aquí no se habla de una aventura en Egipto, como las de una película, sino de ese tiempo en el que los británicos lo dominaban. Pero también de descubrimientos, entre ellos el de la tumba de Tut-Ank-Amón. Por tanto, no deja de ser una novela que nos arrastra a la aventura, además de poner ante nuestros ojos sentimientos encontrados, dolor y alegría, esperanza y desasosiego.
Las descripciones del país y de algunos lugares me han parecido estupendas. El que no haya ido a Egipto, casi puede decir que ha estado allí después de leer este libro, porque hasta describe hoteles.
Pero aparte de esto, como digo, es una novela de sentimientos. Me he sentido incómoda leyendo acerca de los manicomios, seguramente porque es un tema doloroso saber que muchas personas pueden llegar a un estado de degradación tal. Había leído algo sobre estos centros especiales en alguna novela de Regencia, pero aquí me ha parecido más crudo.
La narrativa me ha gustado, te deja leer con facilidad, sin atascos, y es una cosa que agradezco en los libros.
Los personajes me han gustado. Todos, sin poder dejar a ninguno de lado.
La novela nos cuenta, además, cómo puede ser el encuentro y la convivencia de una niña pequeña con un chico que no es su hermano, pero que llega a su casa para serlo y quedarse. A pesar de su corta edad, Jessie no olvida nunca a ese hermanito que ha tenido y que para ella era un tanto extraño, porque no se comunicaba apenas con el resto. Ella no sabía entonces, de niña, que Georgie tenía una enfermedad mental. Y como niña, cuando él desaparece y en su lugar tiene a Timothy, vuelca su cariño en él.
También podemos decir que es una novela de intriga, de buscar pistas, de encontrar un resquicio por el que seguir buscando. La entrada en escena de Sir Montague, ayudando a Jessie a buscar a su hermano desaparecido, es una de las bases importantes de la historia. Desde ese momento, no solo vamos a ver aventura, sino peligro.
Y a quienes os gusta encontrar en todos los libros un romance, no os preocupéis. Hay amor, sí. Amor del bueno.
Con sinceridad, me ha parecido una novela fascinante.
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