Lily se hizo cargo de su sobrino Oliver hace seis años cuando sus padres fallecieron en un accidente. Emma, la hermana de Lily cambió poco después de su matrimonio y Lily se culpa por no haberse preocupado más por ella. Oliver ha cumplido los doce años y además de haber crecido mucho en poco tiempo, su carácter también está cambiando, es por ello que se pone en contacto, otra vez, con el duque de Blackmoor, tutor de Oliver. Pero su paciencia se agota cuando el duque simplemente le envía dinero. Lily decide ir a verlo en persona.
Simon es el jefe de la manada y se despreocupó de Oliver, el hijo de su primo, desde que lo dejó en manos de Lily Rutledge. Simon tiene una vida disipada, no se ha casado, ni piensa hacerlo, su condición de hombre lobo lo asusta más de lo que puede reconocer. Está contento con la vida que lleva, de una amante a otra y disfrutando de las mujeres siempre que puede, excepto unos pocos días cada mes que vuelve a Westfield House para aullarle a la luna. La visita inesperada de Lily le hará enfrentarse a la realidad, su sobrino está a punto de sufrir su primer cambio a hombre lobo. Es por ello que va tras Lily y la obliga a volver a la mansión, además de mandar llamar al chico.
Me han gustado esos enfrentamientos entre un belicoso Oliver y Simon, que no puede dejar que el cachorro se subleve. Además tiene que recuperar los seis años en los que no ha atendido a Oliver. Afortunadamente Simon contará con la ayuda de su hermano William. Lily también contará con el apoyo de Prisca Hawthorne, vecina de los Westfield y la encargada de hacer una fiesta en honor a Lily. Hasta que un escándalo sacuda la zona y Lily se vea obligada a casarse con Simon. A partir de ese momento el objetivo de Lily será descubrir qué le oculta su esposo y cuál es ese secreto que todos saben y que tratan de distraerla siempre que pregunta.
En cuanto a los personajes, Lily sí que me ha gustado, es testaruda, y no parará hasta descubrir eso que Simon le oculta con tanto celo, pero también es una madraza con Oliver y se alegrará de tener a Prisca como amiga. Casi me ha parecido más interesante el rifirrafe entre William y Prisca que el personaje de Simon. No es que me haya decepcionado la novela pero me he cansado de encontrar una escena de sexo o relacionada con ello cada dos por tres, Simon más parecía un macho en celo perpetuo que un supuesto duque. Sobran más de la mitad de esas escenas, casi me han amargado el libro, con lo que me han gustado los personajes y he terminado saturada de tanta escena de cama. Resumiendo, para pasar el rato sin esperar mucho a cambio.
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