"Justo una semana antes de la boda, a Christine se le rompe el corazón cuando su novio decide cancelar el compromiso. Para ayudarla a olvidar, Jessica, su mejor amiga, inscribe a ambas en una misión humanitaria a Perú para trabajar en un orfanato llamado El Girasol. Allí, Christine conoce a Paul Cook, un médico que abandonó Estados Unidos después de que un día fatal destrozara su carrera, su confianza en sí mismo y su relación con la mujer que amaba. Unos sucesos inesperados conducen a Paul y a Christine a la selva amazónica, donde deberán enfrentarse a sus temores más profundos y aprender a confiar y a amar de nuevo"
Paul Cook, el protagonista masculino, es un médico de urgencias que emprende su redención en un orfanato peruano. Durante cuatro años y como director del centro, ha ejercido de padre y madre de los niños que nadie quiere. Niños que poseen historias -cada una de ellas- diferentes, pero en el fondo iguales. Niños que recoge la policía en las calles de Cuzco, para salvarles de la prostitución y de la violencia.
Christine Hollister vive una existencia tranquila junto a su novio, Martin. Un buen día -cuando Martin la deja plantada a una semana de su boda- Christine descubre que sus seis años de amor son papel mojado. Anonadada y herida, se encierra en sí misma. Su mejor amiga Jessica, intenta sacarla de su letargo y la propone un viaje humanitario a Perú. Su primera parada será en un orfanato llamado El Girasol, donde conoce a Paul Cook. Desde el primer momento, la conexión entre ellos es inmediata pero apenas hay tiempo para nada más que pintar y ayudar con el mantenimiento de la vieja hacienda. Menos mal, que el destino les ofrece en bandeja la posibilidad de reencontrarse pero deben de aprovecharla...
Richard Paul Evans ha sido para mí, todo un descubrimiento. Es un escritor con una prosa muy ágil y entretenida. Desde luego el libro te lo bebes -en apenas un día- pero también sufres lo tuyo. Y cuando digo que sufres, no me refiero a ese sentimiento que, a veces, te embarga cuando lees una novela del estilo de Luna comanche, sino más bien, es una sensación que te embarga, cómo si necesitaras emprender un viaje hacia tu interior. En un mundo donde a menudo, nos dejamos arrastrar por la vorágine diaria de nuestras vidas es estupendo tropezar con un libro como El Girasol y relativizar tus problemas. Con todo esto, la novela no es ñoña ni lacrimógena, simplemente expone la labor diaria de personas -como Paul, Jim, Christine, Jessica, etc- cuya generosidad y buen hacer, les lleva a entregar un pedacito de su vida a los demás. Durante toda la lectura del libro, los personajes me han resultado muy reales porque Richard Paul Evans -en el primer capítulo- nos acerca a Perú y a los niños de El Girasol, relatándonos su experiencia allí.
En la novela hay unos cuantos personajes secundarios dignos de mención. No quiero dejar pasar la relación que mantienen Jim (el guía de la expedición) y Jessica. En la reunión informativa previa a la misión humanitaria, ya se hacían ojitos y era natural que confraternizaran después. Tampoco olvido a los niños del orfanato, con esos ojos tan viejos en una carita tan joven, ni al policía que fundó El Girasol y que destinaba la mitad de su sueldo a su mantenimiento.
Por último añadir lo mucho que me ha gustado la ambientación en plena selva amazónica con sus ruinas y peligros.
Mi puntuación es 4,5/5
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