Libro 8 de la serie Dulces Magnolias
"El cortejo de Elliott Cruz a Karen Ames, madre divorciada pasando por ciertas dificultades, fue digno de una fantasía romántica hecha realidad. El sexy entrenador personal se propuso recomponer la fortaleza física y emocional de Karen y encandilar a sus hijos.? Ahora, pocos años después de la boda, cada uno tenía sueños tan distintos que amenazaban con destruir su matrimonio. Que Elliott quisiera emprender un nuevo negocio cuando ambos estaban pensando en tener un bebé, despertaron las muy arraigadas inseguridades económicas de Karen. Además, los problemas matrimoniales de la hermana de Elliott generaron entre ellos diferencias irreconciliables. ?¿Podría su amor ser tan fuerte como para permitirles triunfar contra todo pronóstico?"
La novela es del tipo coral, con mil personajes que entran, salen e incluso se quedan, a formar parte de la trama. Una trama, un tanto repetitiva que llega a asfixiarte.
La relación entre Karen y Elliott es de las que va sobre ruedas durante el noviazgo pero luego tras un par de años de casados, parece que cada uno vive en un planeta diferente. Si esto se junta con que el poco tiempo que pasan juntos lo malgastan discutiendo, el matrimonio Cruz - Ames está condenado a romperse. Karen vive obsesionada con el "fondo para el futuro bebé" y Elliott quiere "gastarse el dinero" en montar un gimnasio con varios amigos. Y tanto se han repetido las palabras gimnasio y dinero, que ha llegado un momento, que cuando asomaban me daba hasta grima... Y es que Karen es de esas personas que siempre están molestas por algo y encima tienen la suerte de tener al lado un maridito, que les dora constantemente la píldora.
Elliott, tampoco es que sea un santo pero me ha caído más simpático. Me le imagino, como buen entrenador latino, todo músculo y dulzura. Está loquito por Karen y es verla, y ya está deseando pasar a la acción pero al final, su gozo acaba siempre en un pozo...
El resto de la novela viene aderezada por los otros habitantes de Serenity, que interactúan de vez en cuando con la parejita. Cenas, cotilleos, cánticos a la amistad verdadera, problemas de salud y económicos... Vamos, es como la vida misma pero no es lo que ando buscando cuando leo un libro romántico. No quiero mirar por la mirilla del vecino, sino, sentir algo que no sea aburrimiento.
En fin, que salvo Frances la abuela postiza y alguna ocurrencia de los hijos de Karen, la historia le ha salido a la señora Woods con poco colorido. Mi puntuación es 2/5.
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