"¿Cómo se aprende a amar otra vez?
En un abrir y cerrar de ojos, la vida de Holly Jefferson cambió trágicamente y para siempre. Ahora, dos años después, Holly regentaba su propia pastelería y por fin se estaba recuperando, al menos en apariencia. Pero en el fondo, viuda a sus veintisiete años, seguía viviendo como una autómata, sin ninguna ilusión.
Entonces conoció a Ciaran Argyll, cuya vida privilegiada parecía discurrir a años luz de la suya. Sin embargo, Ciaran no era solo el mundo superficial que lo rodeaba: él también tenía sus fantasmas contra los que luchar.
¿Encontraría Holly el ingrediente que le permitiera volver a vivir y abrazar un futuro desconocido e inesperado?"
Eché un vistazo a la portada de la novela y me entró por los ojos. Al ver todas esas tartas de colorines, me daban ganas de hincarlas el diente. Lo malo fue cuando empecé a leer y como la narración era en primera persona, sabía que o me encontraba ante una obra de arte o la lectura iba a ser de las latosas. Algo que me ha pasado hasta con la gran Lisa Kleypas. Me carga tan poca diversidad. Escuchas todo el tiempo los pensamientos del protagonista narrador sobre sí mismo y el resto de la humanidad. Y si toca leer diálogos, tampoco te libras de sus ocurrencias. Esto es lo que me ha pasado con este harlequin. Página tras página, el aburrimiento se ha apoderado de mí y me costaba seguir leyendo. Al final, con todo el orgullo digo que he conseguido terminarlo y el veredicto es: regular.
La autora en vez de volverme loca con tanta disertación me hubiera gustado que profundizara más en la relación amorosa que mantienen Ciaran y Holly. Me pierdo en el despegue, en el crecimiento y hasta en la culminación. No entiendo nada. Ciaran es un hombre rico que trabaja con su padre que es todavía más rico. Soltero prometedor, todavía no he comprendido que ve en Holly. Casi al minuto de conocerla se pone a encargar tartas para que se compre un horno mejor. No hay casi romance porque pasa de puntillas como un ratón intentando despistar a un gato.
En cuanto a Holly, la pastelera, elabora sueños de azúcar y calorías. Su corazón edulcorado está triste. Todavía sufre ensoñaciones con Charlie, su marido fallecido dos años antes. Tropieza con Ciaran y parece que su pena se evapora. Se echa en falta que los sentimientos de Holly se expongan en la trama y no tengas que imaginártelos.
Aparte de la portada pastelona, me han gustado mucho dos personajes secundarios: Martha y Fergal. La hermana pija de Holly es graciosa hasta poniéndose de parto y el padre de Ciaran, también me ha resultado divertido. Aun así, son dos lucecitas en un inmenso desierto y no logran que cambie mi opinión global sobre el libro.
Mi puntuación es 2/5
LILIAN
LILIAN
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