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lunes, 19 de marzo de 2018

En el camino más largo, de Diana Palmer

"Vaquero por los cuatro costados, el ranchero Mallory Kirk sabía lo que significaba trabajar de sol a sol. Pero ¿lo sabía su nueva empleada? Tenía dudas de que Morie Brannt pudiese estar a la altura, a pesar de que la joven pareciese tener mucho espíritu.

Mientras discutían sobre el día a día del rancho y sobre un pasado que amenazaba las esperanzas del futuro, empezaron a saltar chispas y Mallory no pudo evitar ver a Morie con otros ojos. Pero ¿estaba aquel rudo hombre de Wyoming preparado para enamorarse? "

La Palmer no engaña con sus protagonistas. No importa que haya escrito la historia en los noventa o en el año 2015. Cambian los nombres pero siempre se repite el mismo patrón. El prota es el típico jefe prepotente, rico y mucho más mayor que su damisela. Ésta, por su parte, apenas ha cumplido veinte años, parece una rebelde pero no lo es y conserva intacta su virginidad. Si les ponemos nombre, hablaremos de Mallory Kirk y Morie Brannt. 

Los hermanos Kirk son tres: Mallory, Cane y Dalton. Mallory tiene 36 años y es el cabeza de familia. Es de esas personas hoscas y temperamentales, de las que es mejor cuidarse. Como contrapunto también es un tipo justo, protector y viril. Dirige un enorme rancho de ganado en Wyoming. Trabaja como el que más y tiene una novia pija, con muy mala baba. Cane, el segundo, perdió un brazo en la Guerra del Golfo y está un pelín amargado. Dalton, el pequeño, es un antiguo agente fronterizo del departamento de inmigración. Todos son universitarios y aunque han tenido trabajos dispares, los han dejado atrás y ahora están unidos sacando adelante el rancho familiar. 

Morie, tiene 23 años y muchos sueños. Los Brannt, viven en Texas en un rancho mil veces más grande que el de los Kirk pero el patriarca, Kingston, no quiere que su querida hija se manche las manos de tierra y estiércol. Por tanto, a Morie no le queda más remedio que abandonar su nido de oro si quiere hacerse vaquera. Morie, de incógnito, aterriza en el Rancho Real pidiendo trabajo y pronto, demuestra lo que vale. Es muy trabajadora y siente un gran respeto por Mallory. Tiene ganas de agradar y encima cada vez que su jefe se le acerca, siente mariposas en el estómago. Claro que el rollo de Mallory, es: Yo mandamás, tú mi empleada. Y así discurre la acción, entre senderos predecibles, con pequeños tiras y aflojas mientras Gelly, la novia de Mallory, va poniendo zancadillas a la "desamparada" Morie.

La novela no posee grandes recursos argumentales e incurre en contradicciones (como que los Kirk nadan en dinero y unas páginas más allá parece que están apretados). Además es exagerado el abuso de palabras como carcajeó.

Me ha llamado la atención el nombre de la protagonista: Edith Danielle Morena Brannt. Un nombre tan rimbombante para acabar llamándola Morena o Morie por eso de que su madre sabía que el bebé nacería con el pelo negro y sus abuelos eran españoles... Otra cosa que me ha sorprendido bastante es que el protagonista se califique de feo. ¡Sí señor, no que hay andar con paños calientes! Yo en cuanto leí su descripción pensé lo mismo. Mallory Kirk tiene el pelo negro y espeso, un poco greñudo en las orejas y con la raya al lado. Las orejas y la nariz son grandes, las cejas pobladas y los ojos marrones. Se salva su boca, que la autora la describe como sensual. Desde luego, a mí no me ha echado para atrás el poco atractivo de Mallory. Echándole imaginación, he convertido a Mallory Kirk en otro feo-guapo, Clark Gable (eso sí, sin bigote). 

Siempre me ha gustado mucho la ambientación ranchera. Y aunque sé que estamos en el siglo XXI (y los tiempos cambian) me ha chocado tanta modernidad. Aparte de los consabidos vaqueros, caballos, vacas y polvo, nos encontramos con una trama donde se habla con naturalidad de los iPod, iPad, GPS, molinos de viento de última generación, etc. 

Por último, llegamos a la valoración. Y ya estamos en lo de siempre: ¿Por qué perdono a Diana Palmer estos argumentos tan rancios? Si se tratara de otra escritora, otro gallo cantaría. Al final, todo se reduce a si eres palmeriana de raza o no. Yo lo soy y en este caso, prefiero no ponerme la mano en el corazón y puntuar la novela con un 3/5. ¿Qué queréis que os diga? Tened compasión porque no tengo remedio...

LILIAN

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