PUEDE CONTENER SPOILERS
"Valerie Wyatt es la reina de la elegancia y el buen gusto. Desde que se divorció, hace ya algún tiempo, ha trabajado duro para convertirse en una célebre decoradora. Ahora tiene su propio programa de televisión y parece que las cosas no podrían irle mejor. No obstante, ni la fama ni el dinero ni su físico de infarto son suficientes para contrarrestar una verdad aterradora: pronto tendrá sesenta años. El destino quiso que ella y su hija compartieran fecha de cumpleaños. A punto de cumplir los treinta, April ha llegado a la cima profesional. Es propietaria y chef de uno de los mejores restaurantes de la ciudad, situado en el fabuloso Downtown. Pero está tan centrada en el trabajo que no tiene tiempo para nada más. Madre e hija no tardarán en aprender que el éxito no es la clave de la felicidad y que los mejores regalos que brinda la vida siempre llegan por sorpresa..."
Cuando una se pone a leer un libro de Danielle Steel sabe que, le guste o no el argumento, se va a encontrar con los mismos tópicos: Maridos-esposas perfectos que luego no lo son tanto (o simplemente desaparecen del mapa dejando atrás viudas/os), hijos que vienen o que nunca llegan o maduritas/os interesantes que pronto son alcanzados por Cupido y su vida se vuelve de color de rosa, eso sí, una vez solventados todos los problemas que el día a día va planteando. En fin, centrándome en Feliz cumpleaños tengo que decir que es un libro que me ha gustado mucho pero no es una excepción en el universo Steel. Aun así, he disfrutado y lo recomiendo.
La novela plantea tantos frentes amorosos, que no sé si voy a salir airosa... Y cuando digo amorosos, no sólo me refiero al amor que florece en un romance, sino también, al amor entre los miembros de la familia Wyatt y al amor-obsesión que sienten algunas personas por su trabajo.
Valerie y Jack, son dos obsesos laborales. Llevan muchos años en el top ten de sus respectivas carreras. Llegaron arriba por méritos propios y han sabido mantenerse. Ganan dinero a espuertas pero su vida personal es muy pobre. Valerie es una maestra de la decoración, las bodas y el saber estar. Ha escrito libros al respecto, protagoniza un programa de televisión de máxima audiencia e incluso ha organizado tres bodas en la Casa Blanca. Pero hay algo en lo que no puede ganar, ni pinchándose cuatro inyecciones de botox al año. Es 1 de noviembre y cumple sesenta años pero aparenta diez menos. Por su parte, Jack también cumple cincuenta años el 1 de noviembre y mientras Valerie invierte su tiempo en un echador de cartas, Jack tiene que ir al hospital porque ya no está hecho un chaval. La noche anterior, disfrazado de Superman -en una fiesta de Halloween- ligó en la barra de un bar con una veinteañera vestida de Catwoman. Y no es que Jack no esté en buena forma pero el sexo acrobático le ha traído una hernia de disco. Antiguo jugador profesional de fútbol americano es una leyenda en lo suyo y un as como comentarista televisivo.
Tanto Jack como Valerie trabajan para la misma cadena de televisión. Se conocen de vista pero poco más. Un buen día, un grupo terrorista palestino entra el edificio y toma como rehenes a media plantilla. Jack se lleva un balazo por proteger con su cuerpo a Valerie y acaba directamente en el hospital (esta vez de forma honrosa). Valerie siente que está en deuda con él. Ha nacido un vínculo que les lleva pronto a una amistad verdadera. Imagino que Jack entre la hernia y el susto de ver la muerte de cerca, está más que predispuesto a dejarse de correrías y dejar su corazón abierto. Y por un hueco, se cuela Valerie.
El mundo de April y Mike es el gastronómico. Mike trabaja como crítico para un periódico y April regenta uno de los mejores restaurantes de Nueva York. Las cosas no empiezan bien entre ellos. Mike acude al restaurante de April y aunque cree que la comida es buena, le parece que es demasiado simple. April quiere mostrarle su buena carta de vinos y cata tras cata, acaban retozando en el piso de arriba. Mike que sabe distinguir el trabajo del placer, realiza una mala crítica y el orgullo como chef de April se resiente.
Es 1 de noviembre y April cumple treinta años. Este cumpleaños no va a olvidarlo nunca porque la cigüeña la ha echado el ojo. Han pasado dos meses desde su escarceo con Mike Steinman y no ha vuelto a verle (ni ganas). April decide seguir adelante con el embarazo pero en los planes de Mike, no entra tener un hijo. Huye despavorido cuando se entera pero acaba por volver, quiere intentar ser un buen padre aunque no tenga ningún lazo previo con la madre de la criatura.
Las relaciones madre-hija suelen ser complejas por un motivo u otro. Valerie y April no se llevan mal porque están tan absorbidas por sus respectivos trabajos que no tienen tiempo para discutir. Se quieren en la distancia. Comen juntas de vez en cuando y pasan un buen rato. Sin embargo con su padre, April parece más cercana. Hace años que el matrimonio Wyatt se rompió pero todo el mundo es muy educado y respetuoso. Pat Wyatt lleva veinte años casado con otra y tiene dos hijas ya creciditas que se apuntan a las veladas familiares con April. Resulta todo tan idílico que no parece de este mundo.
Otra cosa que me ha gustado mucho es que la autora no descuida ninguna de las dos historias. Tanto la del amor maduro como la que tiene pañales de por medio, tienen mucho encanto. Es muy bonito ver cómo Valerie y Jack, pasan de la amistad al amor o cómo Mike es capaz de superar su pavor a tener un hijo y encima siendo la madre casi una desconocida. Sientes sus remordimientos por haber hecho una mala crítica de la labor de April. Se ha dado cuenta de que April es una chef excelente y que cada cliente es un mundo. Mike admira a April por su trabajo, por la valentía de seguir adelante con su bebé en un mundo de locos y cae pronto en las redes del amor.
LILIAN
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