Nicole Smith es la bibliotecaria de Little Rock, plácido pueblo de Maryland donde importa mucho el qué dirán. Hija del dueño del rancho de la Doble SS, tiene una vida modélica y un «casi» novio, marine de la US Army y héroe local. Sin embargo, esconde un espíritu libre que solo se salta las normas cuando saca del armario sus tacones de la suerte y huye del aburrimiento, lejos de los cotilleos. Niki ha leído mucho y probado muy poco. Por culpa de una avería doméstica, el nuevo sheriff del condado, nada parecido a su soso y puritano marine, despierta sus fantasías más atrevidas. Allan Ferguson tiene una imagen pública intachable y una vida privada muy estimulante que se sacude cuando un imprevisto del pasado llama a su puerta. Mientras Little Rock se ve sacudido por una serie de curiosos robos, algo en el interior de Niki también se revoluciona, así que le pide a Allan que le muestre los secretos del erotismo, un terreno hasta entonces vedado para ella. Él la desafía a traspasar sus propios límites en clubes exclusivos. ¿Se atreverá la señorita Smith a seguir el juego que ella ha empezado?
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Adquirí esta novela con bastante entusiasmo porque esta autora me ha dado muchas alegrías con sus novelas, empezando por Regálame París, que fue la primera que de ella leí. Sin embargo, no ha terminado de convencerme y lo siento.
Esta reseña contiene spoilers
El personaje de Nicole está bien llevado, la autora no es de las que crean protagonistas de esas pasteleras e inaguantables, al menos en las novelas que yo he leído de ella, y aunque vive en una comunidad pueblerina donde todos miran a todos para ver qué es lo que se puede cotillear para pasar el rato, a ella le importan más otras cosas que pasar las tardes tomando té y criticando con sus amigas. Se encarga de la biblioteca, donde se pierde entre libros y fantasías que podría llevar a cabo, y tiene un novio al que no se ve en toda la novela salvo al final. Me ha parecido algo extraño que solo aparezca para, digamos, arreglar las cosas, de modo que ella se pueda quedar con el protagonista sin cargo de conciencia. Ya veréis el motivo, si la leéis.
Luego tenemos al prota, que es el sheriff del pueblo, pero que también hace otras cosas, como se ve más adelante. El chico tiene buena fama en la comunidad, es serio, decente y buena gente. Se conocen por casualidad, por culpa de una avería, y a partir de ahí inician una relación de tira y afloja; ella porque tiene novio y él porque no sabe muy bien si quiere una relación seria.
Mezclado con la atracción, leemos sobre unos robos en el pueblo. Unos robos raros, a decir verdad, porque se llevan la ropa interior de los tendederos.
Hasta aquí, podría ser hasta entretenida. Lo que me ha descolocado es haber metido una salida del pueblo a otro cercano, donde al parecer nadie conoce a Allan, el sheriff, y mucho menos a la protagonista. Aquí entran en un club un tanto extraño donde ella sale en ropa interior y con los ojos tapados a un escenario. Sabe que la están viendo hombres, pero nos sabe quién. Aquí entra el protagonista que, por no dejar que nadie la toque, sube al cubículo, se dan un morreo, etc, etc…. En fin, que me ha parecido que esta parte de la novela está metida por el hecho de meter algo erótico en la misma, y no le he encontrado motivo.
Nada que objetar a la narrativa de la autora, que me gusta muchísimo.
Cristina
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