En su noche de bodas, Tabby Lamont es raptada por un audaz escocés conocido como el "Canalla" y retenida como rehén entre los muros del esplendoroso castillo que éste posee en las tierras del norte de Escocia. Tabby jura no someterse jamás a los deseos de su captor, pero cuando la rabia se mezcle con la pasión ambos se verán conducidos por el sendero de la más dulce seducción. Mientras tanto, oscuros secretos del pasado amenazan con arrastrar a Tabby sin remedio y con destruir la promesa de un amor apasionado y abrasador que podría unir para siempre a dos corazones salvajes.
Desde que comencé a leer novela romántica me he decantado por las de esta autora, entre otras, por su modo de narrar la historia, por sus personajes y por su forma de meterme en la aventura.
Corazones salvajes no es especial. Tampoco es, con seguridad, la mejor de Virginia Henley. Me ha costado leerla y no porque sea una mala novela, todo lo contrario, sino porque su argumento es complicado y hasta duro. No se trata de la típica novela de aventuras donde los protagonistas se conocen, se enamoran y comen perdices. Es más y por eso, tal vez, cuesta más leerla.
Ella, la protagonista, es Tabby. Y es joven y llena de inocencia. Una muchacha que sufre, que vive en un orfanato, que es castigada. Está lejos de ser esa señorita de buena familia con la que nos solemos encontrar en las novelas románticas. Es el primer paso por el que esta historia se hace dura.
Virginia nos presenta un personaje desgraciado, una niña que no sabe lo que es un baile, ni un juego, ni una caricia de amor. Carece de todo eso y solamente conoce las penurias del orfanato. Al mismo tiempo, es fuerte y quiere dar a conocer su forma de pensar, aunque no la dejan. Para más desgracias, en el orfanato la venden a Abrahams, un desgraciado que quiere aprovecharse de ella. Pero es un modo de escapar de aquel infierno aunque Tabby no sabe que va a caer en otro peor.
Paris, la figura masculina de la novela, es un escocés terco, valiente, luchador, orgulloso. Podíamos decir que tiene dos caras: una, la de jefe de su clan que cuida de sus tierras y de sus gentes y de su familia desde que su padre murió. La otra cara es la de ladrón. Le conocen como Canalla Cockburn. Aunque esta faceta tampoco debe extrañarnos porque en aquella época los escoceses vivían así, robándose unos a otros, quitándose el ganado y secuestrando a veces. Casualmente por esto último no podemos extrañarnos tampoco de que, cuando se entera de que Tabby va a irse con Abrahams, decida secuestrarla. El "novio" es un hombre rico y él bien puede conseguir un buen rescate por la muchacha. De modo y manera que dicho y hecho: la apta y se la lleva a su castillo.
Desde esta parte de la novela nos encontramos con lo que esperamos: la familia de Paris es una familia acogedora, que se quieren, que se llevan divinamente, que se divierten y se gastan bromas.- En fin, una familia como la que nuestra protagonista no ha conocido nunca. Y ella se integra y es feliz en ese núcleo.
Por supuesto, Paris se enamora de ella y toda la familia la acepta porque les resuelta encantadora. Tabby acaba queriendo también a esa familia, pero guarda rencor hacia Paris por haberla secuestrado.
Esta novela es una aventura de principio a final. Es la batalla entre dos corazones salvajes, como indica su título. Es la historia de un amor intenso que nos hace pasar unos increíbles momentos.
Merche
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