En esta novela nos encontramos con un argumento tal vez un poco trillado, el de la típica chica necesitada de dinero que se encuentra sola en medio de una sociedad que ni miraba a las pobres.
Catalina y su madre se han quedado solas y arruinadas tras la muerte del progenitor y llevan a sus espaldas una acusación de traición contra él. Solas y sin una moneda, no saben cómo salir del paso.
La protagonista sabe que es hermosa y sabe también que esa belleza le puede traer problemas, pero sólo tiene una salida: buscar trabajo para mantenerse ella y mantener a su madre. Por lo tanto, intenta ocultar su belleza vistiendo como una viuda y ocultando sus hermosos ojos con lentes. Ya hemos conocido a protagonistas que toman los hábitos casi par pasar desapercibidas y ésta es una más.
Ramón de López es un atracito y varonil aristócrata argentino (aquí la autora deja de lado a los duques ingleses a los que nos tiene habituadas), y posiblemente uno de los hombres más ricos de América del sur. Además, es un viejo amigo del padre de Catalina y también uno de sus enemigos porque justamente él fue uno de los hombres que dejó en la estacada a su padre.
Las excelentes referencias que aporta Catalina le hacen contratarla a su servicio sin ver en ella un peligro porque su apariencia es la de una solterona o una viuda que esconde su dorado cabello y sus ojos tras un disfraz insulso y nada atrayente.
Ni que decir tiene que el protagonista acaba sabiendo la verdad y descubriendo que ella va disfrazada y realmente es una belleza de la que se acaba enamorando. Ella, atraída por él desde el primer momento aunque tiene en su contra el tema de su padre, no puede tampoco resistirse al amor que surge sin pensarlo.
Entretenida y de fácil lectura. Como en todas las novelas de esta autora, sus descripciones son muy buenas y te hacen ver el entorno en el que basa su historia.
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