No es el primer argumento que leo acerca de un libro escandaloso alrededor del cual se basa una historia, por eso no estaba muy decidida a leer esta novela.
Marisa Berrington, la protagonista de esta historia, en contra de otras novelas, no es que encuentre un libro que puede causar un escándalo si sale a la luz, es que ella misma decide escribirlo y montar el jaleo del siglo en una época en la que algo así podría acabar incluso con el buen nombre de la autora.
Desde luego, según ella piensa, no hay lugar mejor para poder tomar notar y escribir su libro que el castillo del duque de Milverley. Se lía la manta a la cabeza y se introduce en el castillo como institutriz de la hija del duque. No tiene intenciones de dejarse atrapar por el amor, pero cuando conoce a su oponente se da cuenta de lo difícil que le va a resultar escapar de su atractivo y su personalidad arrolladora.
El duque de Milverley, protagonista masculino, es un hombre viudo y tan atractivo que es capaz de conquistar a la mujer que se proponga, aunque prefiere, como buen libertino, las mujeres casadas que no puedan acarrearle ningún compromiso. Pero la belleza de Marisa le atrapa, su cabello, sus ojos y su cuerpo le atraen como la llama a la polilla y se siente perdido.
En apariencia, puede ser una historia de atracción sencilla, pero en esta novela la autora pone una pizca de salsa picante cuando él descubre las anotaciones de Marisa. Entonces la cosa se complica del todo.
Las descripciones, buenas, como en todas las novelas de esta autora.
Los arranques de furia del duque resultan imprescindibles para darle aliciente al argumento porque en ellos se muestra lo loco que está por ella y, al mismo tiempo, su oposición en caer a sus pies después de enterarse de lo que trama.
Según mi opinión, la historia decae un poco a la mitad, incluso con secuestro de por medio.
De fácil lectura y entretenido.
MGN
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