Confieso que me enamoré en cuanto leí Torcello porque hace unos meses visité la isla. Así que la historia jugaba ya con ventaja desde que comencé a leer el primer capítulo. Y es que reconozco que hay lugares que con solo verlos escritos me hacen salivar.
En Una noche bajo el cielo no solo he podido pasear una vez más por las calles y los canales de Venecia, he podido saborear de nuevo el embrujo de sus carnavales y hasta perderme en los sótanos del edificio que albergaba la siniestra Orden de San Marcos.
Perfectamente ambientada en la época, la autora nos presenta a la protagonista, Aria; una muchacha joven que no tiene más remedio que acatar la orden de casarse con un vizconde que, además, es el heredero de El Protector de Venecia, mandatario absoluto de una logia cruel y vengativa. Sin embargo, ha conocido a un apuesto cetrero que cambia sus deseos juveniles por los de una auténtica mujer...
Alessandro no es lo que parece. Es el heredero de su padre y, por tanto, de la dirección de la Orden, pero no comulga con sus acciones, aunque, para estar al tanto de todo, debe disimularlo y ocultar que pertenece a una logia contraria que, en lugar de castigar, ayuda a los ciudadanos. También él debe casarse por compromiso. Pero ha conocido a una muchacha de cabello de fuego que le hace vibrar...
Los secundarios son de lujo, Leo, Beatrice, las abuelas de ambos protagonistas. Incluso los malvados tienen una personalidad que atrapa.
El diario de la madre de Aira, Costanza, que vamos conociendo paso a paso, insertado entre los capítulos de la historia. Un don que Aria debe callar si no quiere que su vida esté en peligro. Unos extraños anillos cuyas distintas piedras están sujetas dos dragones. Una amistad desde niños. Una pasión arrolladora…
No se le puede pedir más a una novela romántica.
Nieves
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