Última parte de esta trilogía tan dura como conmovedora. Una historia donde las lealtades se cuestionan, donde el poder del amor supera al poder de la muerte, donde la delgada barrera entre el odio y el amor es puesta a prueba.
La trama sigue su desarrollo acercándose a su final, dejándonos escenas estremecedoras que tocan directamente a los personajes; que duelen, y quisieras decir "no", a pesar de saber que la lógica realidad las sustenta, porque, estando de por medio la mafia, perfectamente podía haber sido así. Por eso, se agradece el epílogo de la autora, una isla de felicidad en un mar de crudeza y violencia.
Finalmente, las historias de Durato y Licinia, y Roberto y Michela, confluyen en una sola. Se nota porque el amor obsesivo que vivían Roberto y Michela, que parecían arrastrados a ese amor por una fuerza superior a ellos, se transforma en un amor más sereno y dulce, aunque no por eso menos profundo. Me ha gustado también ver la evolución de los protagonistas, especialmente de Roberto, en su personalidad. Del Roberto duro y agresivo de la primera novela, queda poco; aunque siga cometiendo errores, y a mi juicio alguno bastante gordo, el amor que siente por Michela lo hace volverse más humilde, inmerecedor de ese don. Michela, por su parte, crece en confianza y en una fe ciega hacia Roberto, pero se vuelve menos dependiente de él.
Los personajes secundarios cierran también sus historias, algunos de ellos con un giro sorprendente que no me esperaba. Me encantó ver cómo terminaban Juan y Francesca, se merecen su propia historia de amor. De los otros, me quedo con sentimientos encontrados...
A pesar del final feliz, quizás la única pega que le pondría a la historia es que me hubiera gustado que, de alguna manera, hubiese habido un reencuentro entre Durato y Licinia; que se hiciera más visible el que volvían a estar juntos, y no solo que lo demos por supuesto.
Me ha gustado mucho esta trilogía, está muy bien narrada y ambientada, con personajes bien construidos dentro de la lógica y la realidad; la historia te engancha y, a lo largo de su desarrollo, es capaz de remover los sentimientos profundamente.
La recomiendo a quienes les gusten las emociones fuertes!!
Marta Luján
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