Amazon decía que, si me habían gustado las anteriores historias de cinco chicos con suerte, tenía que gustarme la de Daren. Pues sí. Me ha gustado. Y es que el argumento es tan divertido como las anteriores entregas de esta serie. La verdad es que me he leído la novela en un abrir y cerrar de ojos, y eso que últimamente tardo en leer por falta de tiempo. Pero es que el ágil, y encontrarme con los personajes de las anteriores me ha encantado. Es lo bueno de las series, que no sueltas nunca a los otros protagonistas.
Al inicio de la novela, da la impresión de que va a ser una historia más seria que las anteriores (aún recuerdo los follones en el ave de Laura y Alex y los felpudos de Amaya que dejan a cuadros a Lucas). Me ha gustado la descripción de esa zona de Marruecos por parte de la historia, y casi he podido degustar los refrescos.
Sin embargo, a pesar de que empieza seria, la historia cambia por completo cuando, tiempo después, vuelven a verse. ¡Y de qué modo! Es que me imaginaba la cara de la protagonista y me partía. ¡Qué apuro, por favor!
Elisa es demasiado estirada, hablando desde el punto de vista de una persona que no se divierte demasiado, está muy centrada en el trabajo y solo, cuando está estresada, baila como una loca. Pues la escapada a Marruecos y la noche tórrida que pasa junto a ese hombre desconocido, le da la vuelta a su vida. No he podido dejar de sonreír cuando habla con Sandra, que sigue con sus extrañezas. ¡Qué ganas tengo de conocer su propia historia!
Hay también, en esta novela, un puntito de intriga con los problemas de Daren en su empresa de café. Vamos, que tiene de todo. Y nunca un culotte morado ha dado para tanto.
A destacar la sesión de fotos, donde Inés, la amiga de la protagonista, se desmelena con el fotógrafo (otra historia que espero con ganas).
Nieves
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