Ya conocía a Raúl, el amigo de Daren, por las anteriores entregas de esta serie. Y a Inés, que desde el principio me pareció un personaje que podía dar bastante juego, como así ha sido.
Como en las otras historias que he leído hasta ahora, las situaciones entre los dos protagonistas tienen un punto divertido que hace fácil seguirla, pero es que en esta, además, he encontrado una diferencia que me hace considerarla como una novela con más dosis de sentimiento que las restantes. Porque sí que nos cuenta las reuniones con el resto de los amigos, sí que nos muestra ese continuo rifirrafe entre Raúl e Inés que hace que te sonrías a cada poco, pero también nos habla de la vida de la protagonista, del motivo por el que quiere aparentar ser una mujer distante y, a veces, hasta fría. Y eso me ha gustado, me ha ayudado a conocer mejor al personaje femenino.
Raúl es un hombre del que cualquier mujer se enamoraría: buena persona, amigo leal, guapo, paciente y con sentido del humor. Le gusta lo que hace y es bueno en su trabajo. Es uno de esos solteros a los que no le llegan las prisas por casarse, pero tampoco se esperaba que, gracias a su amigo Daren, pudiese darse de bruces con una mujer como Inés. Desde el principio nota en ella algo especial, como si quisiera poner distancia entre el mundo y su persona. Eso, no solo le intriga sino que le atrae y está dispuesto a sacar el lado sensible de Inés. Algo nada fácil. Demuestra una dosis de paciencia digna del santo Job. En un momento está a punto de tirar la toalla…
Inés, ya lo he dicho, parece una mujer poco sensible, ni siquiera se confiesa con su mejor amiga. Odia su trabajo, pero es buena en ello y lo hace bien, aunque a Raúl no le gusta para nada esa faceta. Algo en su infancia la ha hecho como es y, aunque a veces quiere superarlo, los miedos vuelven. No lo espera, pero una de las amigas del grupo, Sandra, que todo lo ve desde el lado del amor, la fraternidad y las fuerzas cósmicas, y que para Inés está como un cencerro, es quien la ayuda a superar ciertos pánicos y a emprender el camino que siempre ha querido.
La historia es un despertar hacia un mundo nuevo, un empezar a ser una misma. Si por el camino, además, te encuentras con un hombre que no solo te entiende, sino que te apoya… el romance es completo.
Me ha sorprendido muy gratamente.
Nieves
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