Los protagonistas son jóvenes, pero no por ello faltos de personalidad. Muy al contrario. Becca ha tenido que soportar a un tío áspero, un hombre para quien era un estorbo; después, cuando su tía se libera de esa carga, soporta que esté siempre pendiente de ella. Para una muchacha con ansias de libertad, y a pesar de adorar a esa mujer, supone un suplicio. Pero Rebeca es de corazón tierno, no puede estar enfadada con nadie y es capaz de cualquier sacrificio por llevarse bien… Hasta que se cree traicionada.
Patrick, por su parte, es un joven que quiere vivir a tope, al que no le interesa una mujer más allá de pasar un rato entretenido, cuya pasión son los caballos. Sin embargo, cuando Becca se cruza en su camino, todo cambia. Y vamos viendo cómo se hace más responsable, como lo que siente por la joven se le va metiendo en el corazón… Hasta que también él piensa que esa muchacha que ha admitido sus besos, se ha burlado de su cariño.
Ambos protagonistas caminan por la historia poco a poco, nada es precipitado, se van acercando con calma, se alejan apenas, vuelven a encontrarse. Las cosas ocurren cuando tiene que ocurrir hasta acabar en un romance repleto de ternura que me ha encantado.
Pasear de nuevo por las calles de Minstrel Valley, volver a escuchar las apreciaciones de lady Valery, los consejos del señor Bissop, o pararme un momento a comprar en los puestos del mercadillo, ha sido una delicia. Amo al condestable, a la dueña de la tienda e incluso a la cotilla del pueblo. Y es que deambular por allí, un lugar mágico que se ha convertido en la casa de muchas lectoras, es entrar en el mundo del romance. Todo puede ocurrir mientras admiras la estatua de los amantes.
Sí, todo puede ocurrir. Principalmente, cuando la imaginación de tres autoras, a las que admiro y quiero, se une para crear una historia digna de leerse. Es admirable el trabajo realizado, el modo en que han conectados las ideas, los diálogos, los momentos románticos… De verdad, no tengo palabras.
Haberme encontrado con lady Saxon, esa mujer de ideas revolucionarias para la época, ha sido un regalo maravilloso. Gracias, chicas; no os imagináis la sonrisa que se me puso en la cara en ese capítulo. ¡Sois geniales!
Si de algo estoy orgullosa desde que empecé a publicar, es haberme encontrado con el grupo de Minstrel Valley, con todas y cada una de las personas que lo componen, porque me estáis enseñando lo que no está escrito.
NIEVES
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