Tercera entrega de la serie de los Knightley que, dadas las anteriores y el estilo de la autora, no podía dejar de gustarme.
El protagonista de esta novela, el marqués de Belmore, ha pasado por las dos entregas anteriores manteniendo un vínculo de enemistad-admiración con los otros: Raphael Knightley y Marcus Knightley. Me enganchó desde que apareció en la primera porque sabía-intuía-anhelaba que los dos hermanos debían tener razones de peso para esa hostilidad. Por otro lado, que la heroína de la primera entrega, Matrimonio en guerra, Jimena de Alba, lo defienda a capa y espada a pesar de su sarcasmo, ironía e irreverencia, ya me daba una pauta de cómo sería Ryan. Lo cierto es que lo adoré desde el primer momento.
En realidad, lady Angela Knightley ha sido la culpable de la animadversión de los hermanos hacia él por algo sucedido años atrás. Ahí es donde entendí todo… y me puse a favor de Ryan, como no podía ser menos. Claro que comprendí el motivo por el que se mete a enredar en ambos matrimonios.
Ruth M. Lerga es fantástica cuando se viste con la capa de misterio y comienza a meter a los personajes en aprietos. Si pensabais que en esta aventura no iba a ser así, dejadme deciros que las vicisitudes de estos dos protagonistas te embelesan. Porque no es solo el lío en el que Ryan mete a lady Angela, sino esa forma que tiene la autora de enredar las cosas, de dejar pista por aquí y por allá, para después desliar la madeja sin dejar ni un cabo suelto.
Me ha encantado la personalidad de Angela, su decisión y su valentía; me ha emocionado la de su hermana Bea (ya estoy mordiéndome las uñas esperando su historia con Sinclair); he disfrutado como una niña volviendo a acompañar a Rafe y Jimena, a Marcus y Helena; he gozado con las broncas entre los hermanos, con las de los hermanos contra Ryan, con las reprimendas de las esposas Knightley para defender al marqués de Belmore.
Un error de juventud, una dama con coraje, un espía escurridizo y osado, una misión para la Corona… ¿Qué más podía pedir?
Es posible que penséis que hablo bien de esta novela porque Ruth M. Lerga ha tenido el maravilloso detalle de dedicarme la Nota de Autora. Como lo estáis leyendo. No la novela, no, sino la nota de autora. Porque suelo recomendar que no os las perdáis cuando me parecen buenas. Las de Ruth no son solo buenas, es que, además de enterarte de muchas cosas, te lo pasas de cine con ellas porque las escribe a modo de chascarrillo entre amigas. Así que, por descontado, no cerréis la novela cuando acaba la historia y disfrutad de esas páginas con chispa que nos regala.
A la espera quedo de Bea y Sinclair (escocés para más datos).
Nieves
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