En la primera entrega, la autora nos presenta a Rafe y a Jimena, un inglés y una española, unos espías de lo mejor, que acaban juntos por necesidades de la misión que desempeñan. Pero también nos deja conocer al hermano de Rafe, Marcus Knightley, duque de Neville, y a Helena, su esposa. Un matrimonio que prácticamente vive separado. Esta novela es su propia historia.
Analicemos primero al duque: es un hombre frío, estirado, dedicado solo a su trabajo en el Parlamento, y que se casó por conveniencia cuando era muy joven. Apenas presta atención a su mujer y pocas veces pasó por el lecho conyugal salvo para engendrar a dos herederos. Bueno, esto es solo en apariencia, porque a lo largo de la novela vamos viendo a otro hombre, uno con la sangre caliente, que se preocupa de sus arrendatarios y que, cuando se quiere dar cuenta, está profundamente enamorado de su esposa.
La duquesa: es una mujer hermosa a la que casaron siendo una jovencita inocente, que cumple con total discreción su papel en la sociedad, que ha dado dos hijos al duque de Neville y que ha educado a sus dos cuñadas. Nunca ha dado un escándalo. Pero también es una mujer que desea ser amada. Su esposo no es lo que ella hubiera deseado… hasta que decide dar un giro a su vida, empezar a saltarse las normas y ponerle en el disparadero.
Me ha encantado que tanto Rafe como Jimena, duques de Tremayne, formen parte de esta historia. Aportan jovialidad, sensualidad y diversión a partes iguales, y tienen mucho que ver con el desarrollo de la relación entre los duques. Además, planea sobre ellos ese punto inquietante del espionaje al que ambos se dedicaban.
Una vez más, las discusiones entre los protagonistas, son estupendas. Siempre he dicho que Ruth M. Lerga tiene un don especial para este tipo de escenas: picantes, divertidas y arrolladoras. Si a eso le unimos que aparece también Ryan, el amigo íntimo de Jimena que le salvó la vida, con mucha probabilidad el mejor espía de su tiempo, un secreto guardado por el duque desde que se casó con Helena, y otro más entre Rafe, Marcus y Ryan… el plato está completo y bien servido.
Es una gozada poder ir viendo, a lo largo de los capítulos, cómo Marcus se ve arrastrado a una pasión desenfrenada, cómo intenta conquistar a una mujer, su esposa, a la que debería haber cortejado antes de casarse, y ser testigo de la atracción que, después de diez años, surge entre los dos.
Loca estoy ya por disfrutar con la tercera entrega, la historia de Ryan y Angela. Porque con las novelas de esta autora, nunca te equivocas.
Nieves
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