Lo primero que quiero decir es que me ha sorprendido la estupenda ambientación de las calles de Whitechapel. Es tan detallada, que a una le parece estar caminando por los estrechos callejones donde se movían ladrones o mujeres de la noche, donde los antros escupían, cuando caía el sol, toda una fauna de gente sin otro medio de vida que la de delinquir o venderse en las esquinas.
Las descripciones que hace del burdel en el que vive la protagonista trabajando de simple criada, me han parecido muy buenas, porque dan una idea de lo que se cocía en aquellos tugurios y, además, la autora no se ha dejado nada en el tintero al describir ciertas escenas. Eso sí, haciéndolo con cuidado y clase, para que no resulten soeces.
Como suele pasar en las novelas, existe un secreto. Un secreto que rodea a Angélica y que hará que conozca, más adelante, de dónde proviene, quién es en realidad a qué mundo pertenece. Por su parte, Laurence, que se ha criado con lord y lady Blackstone, a los que quiere como si fuesen sus verdaderos padres, pero arrastra la pesada carga de la muerte de los auténticos cuando él era un niño, creyendo que todo al que él se acerque será infeliz.
Me ha gustado la relación abierta y cercana que existe entre la familia Blackstone, los dimes y diretes entre los hermanos, las bromas, el modo de hablar entre ellos. Imagino que la autora tendrá pensado hacer alguna historia más porque hay secundarios a los que se puede sacar mucho juego.
La historia de amor entre Laurie y Angélica es muy bonita, llena de ternura, de momentos tranquilos y alguna que otra escena romántica. Se atraen desde el principio, pero las dudas de uno y las muchas más dudas de la otra, no les permiten acercarse como en realidad desean.
Que la historia se produzca mientras la policía busca a Jack el Destripador, pone un punto de interés en la misma. Pero reconozco que me hubiera gustado saber más acerca de este asesino que llevó de cabeza a todo Londres.
Y sí, esta historia es algo así como el cuento de La Cenicienta, como dice la autora en sus notas finales. Porque, como bien se indica en la sinopsis: a veces, los deseos se hacen realidad.
Nieves
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