Después de acabar esta novela… me siento como vacía. De hecho, ha tenido que pasar casi un día entero para poder volver a sentir que pisaba el suelo. Y es que me he reído tanto al principio, me he enamorado tanto en el medio y me he ilusionado tanto al final, que regresar a la rutina era imposible. Flotaba y sonreía como una boba a cada momento.
Ana ha vuelto a sorprenderme, aunque lo cierto es que lo hace con cada novela. Tiene un don especial para hacer, de la cosa más cotidiana, una escena estupenda. Y más don para vestir a los protagonistas de sentimientos, haciéndolos cercanos.
Intentando no meter spoiler voy a dar mi punto de vista de este romance explicándolo en fases.
Primera fase: la risa. El inicio es de esos en los que te imaginas la escena y no puedes parar de reír. Cinco chicos altos y guapos que llegan a Barajas para trabajar como tour operadores en Adonis Tours y que se encuentran con que la “preciosa” casa en la que se van a alojar es un edificio viejo donde ni las habitaciones son suites, ni el solárium es lo que les prometieron y en el que, además, desaparecen cosas y el ascensor tiene vida propia. Solo os digo que estaba leyendo de noche y me costó dormirme; me acordaba de algo y se me escapaba la carcajada. Tuve que cambiarme de habitación porque no le dejaba pegar ojo a mi marido.
Segunda fase: el enamoramiento. Stefano y Abril inician un tour por Italia y es donde empieza su precioso romance. Se haya estado o no en los lugares por los que van pasando, la lectora disfruta como si fuera parte del grupo mientras ve cómo se van acercando los protagonistas. Despacio, con toques sutiles que seducen tanto a Abril como a Stefano, sin prisas.
Tercera fase: la ilusión. Por ver que el amor vence a todas las dificultades. Por un triunfo merecido. Por el regreso a un lugar de ensueño con la persona de la que se han enamorado.
¿Qué me ha gustado de esta historia? Pues todo: Stefano por ser escritor de romántica y un alma sensible; Abril por su dulzura; los compañeros de Adonis Tours porque me he reído con sus salidas y su forma de ser (os van a enamorar) y van a dar muchísimo juego en la serie. Marisa, borde pero encantadora. Duscha, la rusa de mal genio. Antonio, el jefe. Hasta la mascota de Marisa tiene su punto.
¿Qué no me ha gustado? ¡¡¡Que no he sabido qué pasaba al final con el ascensor errante!!! Jajaja
Gracias, Ana, por una novela tan bonita y tan tierna. Gracias por dejarme soñar de nuevo recorriendo Roma, Firenza y Venecia. Prometo ir a Verona en cuanto me sea posible, a ver si con suerte me encuentro con Stefano. Y gracias por dejarme estar en la presentación del protagonista y reírme un ratito con las ocurrencias de la jefa.
Recomendable no, lo siguiente.
Nieves
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