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domingo, 17 de septiembre de 2023

Mañana, al amanecer, de Nieves Hidalgo

Quisiera poner un Dargo en mi vida, pero no puedo porque no es real. También quisiera poner un Derry en mi vida, pero no puedo porque no es real. ¿O sí? Na terra das meigas todo é posíbel. Mientras espero a que el conxuro haga su magia, los voy a guardar en un lugar especial de mi corazón. Porque sí, porque le pertenecen a mi corazón literario e imaginario. Y ahí es donde deben quedarse. Cuando los personajes consienten en hablar conmigo, en contarme su historia, lo que han vivido, lo que han sufrido, lo que han anhelado, es un privilegio. Donde pueda conocer a personajes maravillosos, donde pueda sentir que me importan y que les importo —a final de cuentas, han sido creados para mí y para miles de lectores—, donde pueda acompañarlos en sus correrías, en sus malas decisiones, en sus aciertos… ¡Ahí es adonde mi imaginación vuela!

⚔️ Un personaje como Dargo solo podía tener por compañero y hermano de armas a Derry McCann. Derry McCann. Quedaos con este nombre porque también hará historia en vuestros corazones.

La maestra ha apostado fuerte vinculando las historias de estos dos hombres tan primitivos como codiciados. Guerreros fuertes, temerarios y temidos, pero justos y amantísimos; con un corazón demasiado grande frente a la violencia y la barbarie de su tiempo. Son hombres que llevan sobre sus espaldas siglos de sufrimiento y desconsuelo por castigos injustificados y desmedidos. Ahora, en nuestro mundo civilizado, siguen estando en la misma piel, siguen siendo hombres fuera de serie, y siguen siendo fieles en su esencia.

🛡️ Decía yo —y es que es pensar en ellos, y mi imaginación vuela hasta la ionosfera—, que lady Nieves ha apostado fuerte, y ha ganado. De hecho, ella siempre gana. Escriba lo que escriba. Da igual. Tiene el poder de cautivar, seducir, hipnotizar, y enredar con sus novelas. Y lo mejor de todo, es que no es consciente de ello.

Con su talento, ha forjado entre Derry y Dargo un vínculo indisoluble, inquebrantable, eviterno, épico. Atada a ese vínculo, también estoy yo, y Dargo me ha pedido en silencio que hable de su guerrero y hermano en la vida y más allá.

Pues bien, en esta novela vuelven a cruzarse dos mundos, el que llamamos mundo real, y el sobrenatural. Y es simplemente espectacular. La energía que gravita en torno a Derry y a su dama es demasiado potente para contenerla en una caja de pocas páginas. Así que voy a robar un poquito de esa energía y convertirla en las palabras de una servidora.

Derry está cansado de tanta inmortalidad que soporta desde hace siglos. Desde que intentó rescatar a Dargo de las garras de la muerte. De poco le sirvió, pero, en fin, lo intentó y pagó por ello un precio demasiado alto.

Los dos han vivido la inmortalidad, cada uno a su manera, según la maldición que los condenó. Dargo, como alma en pena dentro de los muros de su fortaleza, y Derry, condenado a vivir en el mundo, sin sentir el paso del tiempo.

🏰 A su regreso al castillo de Killmarnock, vetado para él durante siglos, lloró desconsolado al volver a tocar sus muros. El momento del reencuentro —entre el estupor y la incredulidad de ambos—, es sencillamente abrumador. Yo estaba allí, viviendo con ellos los abrazos y las lágrimas incontenibles de profundo regocijo, pero también de pena, después de nada saber el uno del otro durante siglos.

«Cada uno adivinó la mortificación, la congoja que se les había clavado en el alma, imposible de ser desterrada de allí porque formaba parte de ellos». Para Dargo, eso ya forma parte del pasado. Para Derry, vencer su inmortalidad es un anhelo profundo, un querer más que todo en el mundo.

💞 Nuestra protagonista es Alba Cánovas, una decoradora española que ha viajado hasta Irlanda para visitar a su amiga Cristina, la condesa de Killmar que, por cierto, no está siendo muy honesta con su amiga ahora mismo… Es una apasionada de la vida, una chica que disfruta de todo lo que esta pueda ofrecerle. De una curiosidad infantil, alegre, vital y desenfadada, tiene debilidad por las extensiones de colores. Es muy riquiña. Su mirada atenta e inteligente, y su mente intuitiva le advierten de que su llegada al castillo de Killmarnock cambiará su vida, y eso le genera cierta intranquilidad y desasosiego que insiste en ignorar.

🌞 Según su abuela, «su luz iluminaría a algún alma perdida en la oscuridad» porque Alba ha nacido en la noche más mágica del año. Además, porta en su cuello, el trisquel, símbolo supremo de la cultura celta que brinda equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu. Este amuleto protector tiene una función que ella desconoce, pero llegado el momento, sabrá qué hacer con él. Su intuición y su arrojo le mostrarán el camino. Ni siquiera sospecha que es una descendiente de las meigas que pueblan nuestro imaginario místico gallego. Y es que de Alba traerá un nuevo amanecer.

🔥 Desde el primer instante, Alba y Derry son presas de una atracción que surge irremediable, imparable, metafísica y trascendente. El destino —hacedor de todas las formas y apariencias—, quiere dibujarlos en el mismo lienzo, pero, ya se sabe, el fatum es voluble y caprichoso, y puede cambiar los vivos colores de la paleta y dejarlos en la oscuridad total.

Para retenerla a su lado, Derry la tienta, ofreciéndole la decoración de un monasterio de su propiedad: Eineaclann que significa «El precio que ha de pagarse por una ofensa». Nombre muy revelador, sin duda. La desazón que Alba siente allí la abruma y la confunde. Es como si supiese que un acontecimiento nefasto cambiará su destino.

💖 A medida que avanza su relación, Derry ve su liberación al alcance de la mano. Es una posibilidad que va tomando forma. La española ha venido con un soplo de aire fresco, y el despertar de un sentimiento que creyó enterrado para siempre junto con sus esperanzas de recuperar su vida mortal.

Pronto, la pasión —que viven intensamente—, se conjugará con el verbo amar. Y el suyo estaba escrito en la tierra, en el fuego, en el aire, y en el agua. Ha llegado el momento en que Derry osa pedirle lo imposible para salvarlo. Lo hace porque la ama y quiere vivir y morir junto a ella. Para ello, necesitará las siete dagas —que alguien se ha encargado de volver a reunir—, y la férrea voluntad de Alba.

En los días previos al desenlace, Alba vaga por el monasterio entre la ansiedad, la incertidumbre, la histeria, el desconsuelo y el pavor a cometer un acto atroz, y perder al amor de su vida. No podría vivir con ello, y no podría vivir sin él. Ninguno de los dos está seguro de que esa será la salvación. ¿Y si están viviendo en una pesadilla? ¿Y si nada es real?

😥 El último acto lo vivirán en la Cueva de los Ecos donde la acción pasa como una obra de teatro. Por momentos a cámara lenta, y otros, a un ritmo frenético. Vuelvo a estar allí, inmóvil, expectante, con el corazón latiendo desaforado. Pasan tantas cosas al mismo tiempo que es imposible abarcar toda la escena, y ya no sé hacia dónde mirar.

Consciente de la gravedad de la situación, Alba pasará en segundos del paroxismo del terror a la valentía más poderosa y sobrenatural. Su amor y su determinación lo eclipsan todo. Porque, en esta historia, Alba lo puede todo.

Tal fue la intensidad de lo vivido en la Cueva de los Ecos que, tiempo después, Alba sigue luchando en sueños con enemigos imaginarios: «Meu e só meu. Non se che ocorra tocalo sequera. Defendereino coa miña vida». Ante esta sentencia lapidaria proferida cual meiga, ni siquiera la Santa Compaña se atrevería a arrebatárselo.

Todos los personajes salidos de la pluma de la maestra me hablan, pero Derry y Alba me han susurrado quediño lo que han vivido, lo que temían, lo que anhelaban, y les auguro un futuro espectacular, ¿verdad que sí, maestra?😉

🥰 Teniendo como precedente a Dargo —y es que es imposible hablar del uno sin el otro—, la emoción es tan indescriptible y tan a flor de piel… Esta bilogía es mágica. Sí, esa es la palabra: MÁGICA. No en vano esta historia se nutre del imaginario místico gallego. Toda la novela es meiga, es bruja.

Agradezco a lady Nieves el haber escrito esta historia porque ha tocado mi fibra sensible. Me ha recordado mi origen, mis creencias, mis costumbres… Yo también porto un trisquel y una figa que me orientan, y me protegen. Así lo creo.

Estaba yo leyendo poemas de Ángel González y me encontré con estas palabras suyas que hoy hago mías:

💖 «Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, y una voz cariñosa le susurró al oído:

—¿Por qué lloras, si todo en ese libro es de mentira?

Y él respondió:

—Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad. 💖

Silvia Soliño

Romántica

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