Lucia es la hija ilegítima del príncipe de Bolgheria, quien nunca la ha reconocido como tal, y de la más famosa cortesana de Londres. Toda su vida la ha pasado recluida en escuelas para señoritas y conventos, apartada tanto de su padre como de su madre y ocultando a la sociedad el vínculo que la une al príncipe Cesare de Bolgheria.
Rebelde e impetuosa, no ha hecho otra cosa que tratar de llamar la atención, provocando uno tras otro numerosos escándalos que han ido mermando la paciencia de su padre. Con el fin de mantenerla a raya, finalmente la lleva a vivir bajo su mismo techo, junto a su dos hijos legítimos, aunque en un ala aparte del palacio para que no tengan relación directa.
Una noche escapa de la vigilancia de los guardias de palacio, llevando consigo a Elena, su hermana menor con la que llegado a tener una amistad, y se dirigen a disfrutar de las fiestas de Carnaval; sin embargo acaban siendo descubiertas y la huida da lugar al último gran escándalo: la verdadera identidad de Lucia sale a la luz pública.
Descubierto el parentesco que los une, y temeroso de que una de sus locuras acabe con el compromiso de la joven Elena y enlode aún más el nombre de la familia, el príncipe Cesare toma una determinación: ha llegado la hora de casar a Lucia para que pase a ser la responsabilidad de otro hombre y no la suya. El futuro matrimonio de Lucia acaba convirtiéndose en un asunto de estado en el que debe mediar, incluso, el embajador de Inglaterra: Ian Moore.
Ian Moore no da crédito a las órdenes del primer ministro inglés cuando éste lo aparta de las tensas negociaciones con turcos y griegos para enviarlo a Londres y hacer de casamentero buscando posibles candidatos para la hija ilegítima del príncipe de Bolgheria.
Teniendo en cuenta las dificultades que implica casar a la hija ilegítima de un príncipe, aun tratándose de la realeza, las peculiaridades de la señorita Lucia Valenti hacen más ardua una misión que se antojaba absurdamente simple en un principio.
Pero el carácter explosivo de la joven, su irrespetuosidad ante las clases sociales y el protocolo, su falta de conocimientos en etiqueta, su escandaloso pasado y, para colmo, los requisitos que busca en un marido hacen que encontrar candidatos adecuados sea una misión casi imposible.
Lo peor para Ian es que la joven lo desconcierta y enfurece continuamente, tamibén despierta en él una atracción tan fuerte que ni su amplia experiencia en el mundo de la diplomacia le ofrecen las armas suficientes para luchar contra la tentación que supone la hermosa Lucia Valenti.
Lucia tiene muy claro con qué clase de hombre quiere casarse: ante todo uno que la ama y respete y también acepte a su madre como parte de su vida.
Sin embargo, con tan poco tiempo como cuenta para elegir candidato -apenas seis semanas- y la férrea vigilancia a la que Ian Moore la somete, no es algo que ayude a investigar y conocer a posibles candidatos.
No obstante, sin que llegue a percatarse muy bien cómo sucede, lo cierto es que el interés que despierta en ella el inalterable y siempre correcto inglés es cada día mayor hasta el punto que la joven se pregunta qué sucedería si Ian Moore perdiera el control y se rigiera por sus emociones en lugar de por la razón.
Casi una princesa es el cuarto y último libro que compone la saga iniciada con Amor prohibido. Ian, el hermano mayor del díscolo compositor Dylan Moore, se nos presentó en libros anteriores como un hombre recto, prudente, casi inalterable, un hombre acostumbrado a razonar, negociar y tratar con los altos mandatarios más importantes de Europa.
A diferencia de Dylan, quien su amor por la música lo unió de una manera muy especial a su madre, Ian fue criado con la misión de agradar a su padre. Ser embajador ha sido desde años atrás el eje de su vida, en un vida en la que no tienen cabida ni una mujer ni hijos. Ante la imposibilidad de conciliar ambas facetas, ha aceptado la soltería como su estado ideal.
Sin embargo conocer a la hermosa Lucia Valenti le hace descubrir emociones que tenía olvidadas; mientras que para la joven la búsqueda del marido ideal le lleva a ir rechazando a un candidato tras otro cuando los compara con el adusto, serio, aburrido y excesivamente formal Ian Moore.
Hacer una crítica sobre las novelas de Laura Lee Guhrke me está resultando un tanto difícil, ya que al final acabo señalando las mismas cosas. No es porque las novelas sean parecidas, sino por lo que me provocan: ternura, congoja, dudas, inquietud… pero siempre me dejan con una sonrisa en la boca y la sensación de haber tenido una lectura muy agradable.
Casi una princesa me parece una novela amena, dulce y cargada de emociones, con unos protagonistas tan opuestos como el día y la noche. Ian es ante todo un hombre honorable que intenta seguir siéndolo a pesar de la tentación y provocaciones de Lucia quien, por su parte, siente el deseo de alterar y coquetear con Ian hasta el que punto que cae en su propia trampa.
Puede que el argumento de la novela no sea especialmente original, pero la historia me parece muy bien hilvanada y el desarrollo muy coherente y creíble. La narración es fluida, logra mantener el interés y sin ser sorprender demasiado, cautiva y no puedo dejar de leer.
Antes de leer Casi una princesa no me atraía especialmente el personaje de Ian por esa imagen de hombre inalterable, pulcro, casi hierático. Pero al igual que Lucia va descubriendo que se esconde detrás de esa máscara, la lectura nos va mostrando más y más del mayor de los hermanos Moore.
Una vez más debo decir que me ha encantado esta novela. Sin ser una historia rebuscada, compleja o de grandes pasiones, deja huella por las emociones que transmite la historia de amor de sus protagonistas. Para mí es una novela muy recomendable y que veo más en la línea de Amor prohibido que de Todos sus besos o En el lecho del deseo.
Rebelde e impetuosa, no ha hecho otra cosa que tratar de llamar la atención, provocando uno tras otro numerosos escándalos que han ido mermando la paciencia de su padre. Con el fin de mantenerla a raya, finalmente la lleva a vivir bajo su mismo techo, junto a su dos hijos legítimos, aunque en un ala aparte del palacio para que no tengan relación directa.
Una noche escapa de la vigilancia de los guardias de palacio, llevando consigo a Elena, su hermana menor con la que llegado a tener una amistad, y se dirigen a disfrutar de las fiestas de Carnaval; sin embargo acaban siendo descubiertas y la huida da lugar al último gran escándalo: la verdadera identidad de Lucia sale a la luz pública.
Descubierto el parentesco que los une, y temeroso de que una de sus locuras acabe con el compromiso de la joven Elena y enlode aún más el nombre de la familia, el príncipe Cesare toma una determinación: ha llegado la hora de casar a Lucia para que pase a ser la responsabilidad de otro hombre y no la suya. El futuro matrimonio de Lucia acaba convirtiéndose en un asunto de estado en el que debe mediar, incluso, el embajador de Inglaterra: Ian Moore.
Ian Moore no da crédito a las órdenes del primer ministro inglés cuando éste lo aparta de las tensas negociaciones con turcos y griegos para enviarlo a Londres y hacer de casamentero buscando posibles candidatos para la hija ilegítima del príncipe de Bolgheria.
Teniendo en cuenta las dificultades que implica casar a la hija ilegítima de un príncipe, aun tratándose de la realeza, las peculiaridades de la señorita Lucia Valenti hacen más ardua una misión que se antojaba absurdamente simple en un principio.
Pero el carácter explosivo de la joven, su irrespetuosidad ante las clases sociales y el protocolo, su falta de conocimientos en etiqueta, su escandaloso pasado y, para colmo, los requisitos que busca en un marido hacen que encontrar candidatos adecuados sea una misión casi imposible.
Lo peor para Ian es que la joven lo desconcierta y enfurece continuamente, tamibén despierta en él una atracción tan fuerte que ni su amplia experiencia en el mundo de la diplomacia le ofrecen las armas suficientes para luchar contra la tentación que supone la hermosa Lucia Valenti.
Lucia tiene muy claro con qué clase de hombre quiere casarse: ante todo uno que la ama y respete y también acepte a su madre como parte de su vida.
Sin embargo, con tan poco tiempo como cuenta para elegir candidato -apenas seis semanas- y la férrea vigilancia a la que Ian Moore la somete, no es algo que ayude a investigar y conocer a posibles candidatos.
No obstante, sin que llegue a percatarse muy bien cómo sucede, lo cierto es que el interés que despierta en ella el inalterable y siempre correcto inglés es cada día mayor hasta el punto que la joven se pregunta qué sucedería si Ian Moore perdiera el control y se rigiera por sus emociones en lugar de por la razón.
Casi una princesa es el cuarto y último libro que compone la saga iniciada con Amor prohibido. Ian, el hermano mayor del díscolo compositor Dylan Moore, se nos presentó en libros anteriores como un hombre recto, prudente, casi inalterable, un hombre acostumbrado a razonar, negociar y tratar con los altos mandatarios más importantes de Europa.
A diferencia de Dylan, quien su amor por la música lo unió de una manera muy especial a su madre, Ian fue criado con la misión de agradar a su padre. Ser embajador ha sido desde años atrás el eje de su vida, en un vida en la que no tienen cabida ni una mujer ni hijos. Ante la imposibilidad de conciliar ambas facetas, ha aceptado la soltería como su estado ideal.
Sin embargo conocer a la hermosa Lucia Valenti le hace descubrir emociones que tenía olvidadas; mientras que para la joven la búsqueda del marido ideal le lleva a ir rechazando a un candidato tras otro cuando los compara con el adusto, serio, aburrido y excesivamente formal Ian Moore.
Hacer una crítica sobre las novelas de Laura Lee Guhrke me está resultando un tanto difícil, ya que al final acabo señalando las mismas cosas. No es porque las novelas sean parecidas, sino por lo que me provocan: ternura, congoja, dudas, inquietud… pero siempre me dejan con una sonrisa en la boca y la sensación de haber tenido una lectura muy agradable.
Casi una princesa me parece una novela amena, dulce y cargada de emociones, con unos protagonistas tan opuestos como el día y la noche. Ian es ante todo un hombre honorable que intenta seguir siéndolo a pesar de la tentación y provocaciones de Lucia quien, por su parte, siente el deseo de alterar y coquetear con Ian hasta el que punto que cae en su propia trampa.
Puede que el argumento de la novela no sea especialmente original, pero la historia me parece muy bien hilvanada y el desarrollo muy coherente y creíble. La narración es fluida, logra mantener el interés y sin ser sorprender demasiado, cautiva y no puedo dejar de leer.
Antes de leer Casi una princesa no me atraía especialmente el personaje de Ian por esa imagen de hombre inalterable, pulcro, casi hierático. Pero al igual que Lucia va descubriendo que se esconde detrás de esa máscara, la lectura nos va mostrando más y más del mayor de los hermanos Moore.
Una vez más debo decir que me ha encantado esta novela. Sin ser una historia rebuscada, compleja o de grandes pasiones, deja huella por las emociones que transmite la historia de amor de sus protagonistas. Para mí es una novela muy recomendable y que veo más en la línea de Amor prohibido que de Todos sus besos o En el lecho del deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.