Dylan Moore era un compositor de éxito hasta que a consecuencia de una caída de caballo sufrió una herida en el oído que le ha dejado con un zumbido permanente y le provoca insoportables dolores de cabeza. En su intolerable agonía, le impide seguir componiendo. Ya no oye música en su cabeza. La música es el eje de su vida y sin ella no encuentra sentido a ésta.
Desesperado. una noche toma la decisión de suicidarse y se dirige a un auditorio donde piensa perpetrar el suicido. Sin embargo, la inesperada aparición de una mujer, una sencilla mujer de la limpieza tocando el violín le impide llevar a cabo sus planes.
Lo más sorprendente para Dylan es que el encuentro con la misteriosa mujer provoca que en su cabeza vuelva a sonar música, las notas de una nueva sinfonía. Sin embargo la mujer desaparece y no vuelve a saber de ella en cinco años…
Grace Cheval es una joven viuda que estuvo casada durante años con un pintor de renombrada fama: el gran Cheval. La impetuosidad de su romance le acarreó grandes consecuencias: la deshonra y el desprecio de su familia y, más tarde, cuando el matrimonio fracasó, la miseria y la ignominia, así como la lección de no volver a enamorarse de un artista temperamental.
Toca el violín de cuando en cuando, pero eso no le permite ganarse la vida como violinista, ya que en Inglaterra no está bien visto que las mujeres sean músicas. Así que trabaja en cualquier cosa, mujer de la limpieza, vendiendo naranjas y esporádicamente toca el violín en reuniones y fiestas.
Es en una de éstas que se reencuentra con Dylan Moore, quien la reconoce de inmediato.
Durante cinco años el recuerdo de esa mujer lo ha perseguido, así como la melodía que sólo su presencia hace sonar en su cabeza y desea componer.
Dylan está convencido que Grace es su musa y está dispuesto a lo que sea para que no vuelva a escapársele.
Así que cuando inesperadamente aparece en su casa una niña de ocho años que dice ser su hija, fruto de una de sus muchas aventuras con una prostituta, trama un plan: contratar a Grace como institutriz de Isabel, su hija. De tal modo, alguien se ocupará de la niña y él, con su musa bajo su techo, podrá volver a componer, sin cejar en su empeño de seducir a la hermosa joven.
Sin embargo, aunque finalmente Grace acepta trabajar para él, no está dispuesta a dejarse seducir por el mujeriego e infame Dylan Moore. Una vez ya se enamoró de un artista excéntrico y egocéntrico, no está dispuesta a volver a cometer el mismo error.
A Dylan Moore ya lo conocimos en Amor prohibido, donde la aparición de éste nos dio pistas del protagonista que íbamos a encontrarnos en Todos sus besos.
Dylan es un mujeriego, un músico que vive sólo para su música. Perdida la capacidad de componer, siente que su vida se hunde y sólo una vida disoluta, con mujeres, alcohol y hachís… puede aplacar un poco el insoportable zumbido en su cabeza.
Cuando aparece Grace cree que ha recuperado su don, pero ésta no lo ve tan claro ni se fía de él. Lógico por otra parte teniendo en cuenta la clase de vida de Dylan, Pero el excéntrico compositor está determinado a acabar esa sinfonía que oyó cinco años atrás y que sólo Grace puede ayudarle a componer. Aunque, el que la vea como una musa no impide que también piense en convertirla en su nueva amante, como es de esperar en un mujeriego como él.
Todos sus besos me ha parecido una novela preciosa, cuya lectura me ha atrapado de principio a fin tanto por la historia de amor en sí como por sus protagonistas.
El carácter endemoniado de Dylan, su obsesión para la música y su deseo por Grace son los pilares en los que se sustenta este personaje. La aparición de una hija, una niña con bastantes similitudes a él, va cambiando poco a poco al personaje, que se siente impelido a tratar de ser un buen padre para la niña, aunque no sabe cómo conseguir eso.
La ayuda de Grace es primordial, así como su presencia en su casa para volver a componer. De modo que, sin percatarse, Grace se convierte en una persona imprescindible para él.
Aunque inicialmente para él no es más que su musa e institutriz de Isabel, a la que quiere convertir en su amante, poco a poco, sin percatarse, Grace ocupa un lugar más importante en su vida, uno que Dylan no entiende ni sabe cómo abordar.
Pese a la atracción que Dylan despierta en ella, Grace está determinada a no sucumbir. En su juventud cometió ese error y su vida quedó destrozada, dejándola sola, herida y sin dinero. Ahora, más madura y habiendo aprendido de sus errores pasados, está convencida de poder resistir los avances del atractivo Dylan Moore… o eso cree.
Los cambios en la relación entre Dylan y su hija marcan un poco la pauta entre Dylan y Grace, ya que la responsabilidad de ser padre le obliga a abandonar su escandalosa vida anteriores, sus peleas en los clubes de juego, las visitas a burdeles, los excesos de alcohol y el hachís…. Con lo que se ve obligado a encarar su vida con la mente lúcida y cara a cara, sin rodeos, así como el insoportable pitido de su cabeza.
El momento en que Dylan decide cambiar marca un punto de inflexión en la novela, ya que la relación con Grace adquiere otras características y da pie a una historia muy dulce.
A destacar el personaje de Isabel, una niña con un gran talento para el piano, igual que su padre, y una niña que pese a su corta edad parece tener las cosas muy claras, además de un carácter bastante parecido al de Dylan y que adquiere un papel muy importante en la novela.
Por otra parte reaparecen Anthony Courtland, Lord y Lady Hammond, y conocemos a Ian Moore, el hermano mayor de Dylan.
Todos sus besos me ha parecido una novela preciosa, conmovedora y encantadora. Me ha gustado mucho leer como un protagonista tan visceral y de carácter explosivo como Dylan, un hombre habituado a escándalos y a vivir siendo objeto de críticas, se transforma por amor a Grace e Isabel.
Me ha gustado también por el personaje de Grace, una mujer con un pasado, con una historia de amor anterior que la marcado dando lugar al personaje responsable y cauto que es, lejos de la típica heroína dulce y virginal. Es un cambio muy atractivo por el choque de personalidades y voluntades, lo que da pie a una relación de tiras y afloja muy atractiva entre los protagonistas y a escenas de seducción muy sensuales.
En definitiva me ha parecido una novela muy bonita y una muestra más de la maestría de Laura Lee Guhrke, cuyas historias me atrapan por la humanidad de personajes y los temas un tanto arriesgados que aborda.
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