A ojos de todos, la vida de Maggy Forrest no podría ser más perfecta: tiene un marido rico que parece adorarla, un hijo inteligente y cariñoso. No obstante, no es más que una apariencia.
Su matrimonio con Lyle Forrest es un infierno. De cara al público la trata como un marido devoto y enamorado, pero de puertas para adentro, es despótico, frío, violento y cruel.
Para procurar el bienestar de David, su hijo, finge y esconde la infelicidad que siente. Todo con tal de que David no sufra ni vea su vida alterada, hasta el punto que ante el temor a perderlo, ha soportado vivir doce años bajo ese yugo.
La reaparición de Nick, su primer amor, pone patas arriba la vida de Maggy.
Nick nunca aceptó que Maggy lo abandonara para casarse con Forrest. Siempre sospechó que era el dinero de éste lo que la movió a hacerlo. Antes no intervino al saber de la existencia de un hijo en el matrimonio, pero doce años más tarde todo es diferente. Está determinado a recuperar a Maggy, al precio que sea.
El regreso de Nick a su vida asusta y emociona a Maggy a partes iguales. Teme que descubra su mayor secreto, uno que puede cambiar la vida de ambos de un modo inexorable, por lo que es reacia a confesárselo, pero ante ella descubre a un hombre diferente al joven de años atrás. Se encuentra ante un Nick dispuesto a todo por ella, incapaz de aceptar una negativa nuevamente.
Ambos se criaron en un barrio marginal, rodeados de miseria y de las más terribles de las privaciones. Ambos procedían de familias rotas, y se vieron obligados a robar para comer y sobrevivir.
El matrimonio con Forrest la arrancó de la pobreza, a Nick lo hizo su propio esfuerzo y el tesón por ser alguien y no volver a ser despreciado ni rechazado. Pero, pese a que lo deseaba, no pudo olvidar a Maggy y vuelve a por ella. Al hacerlo pone en peligro su vida, la de ella e incluso la de David.
La otra cara de la vida es una novela de indudable carácter dramático. Aborda un tema duro y muy espinoso, no obstante la trama ha logrado envolverme desde el inicio con la historia de un amor lleno de secretos, traiciones y mentiras.
Dejando al margen el difícil tema que subyace de fondo, uno de los aspectos que más me han impactado y enganchado de la historia es Maggy. Es una mujer cuyos actos pasados le pasan factura, una mujer que cometió muchos errores en su juventud cuando tratando de crearse un mundo de ensueño, cayó en uno de pesadillas.
El hecho de que abandonara al protagonista, Nick, para casarse con Lyle Forrest por dinero, realmente no es una tarjeta de presentación muy positiva. No puede negarse.
Pero enseguida vemos qué se esconde bajo esa superficie y descubrimos a una joven asustada que huye de la pobreza pagando un precio excesivamente alto. Además el conocer la vida tan terrible que ha soportado a causa de ello, pienso que facilita eximirla de sus errores.
El reencuentro con Nick le ofrece una segunda oportunidad en una historia que quedó inconclusa. Él está dispuesto a dársela a pesar de que Maggy es reacia. El miedo a Forrest y a perder a David se lo impiden.
No recuerdo haber leído muchas novelas en que los protagonistas sean ambos de origen tan humilde y este hecho me ha gustado mucho, ya que habitualmente nos encontramos con protagonistas ricos o de gran éxito.
Eso es totalmente diferente en La otra cara de la vida.
Por un lado porque vemos una historia diferente, por otro porque Robards nos presenta a través de Nick y Maggy los dos caminos que siguen para huir de la pobreza, así como las consecuencias que sus decisiones les acarrean, para bien y para mal.
Maggy era hija de un mexicano que se casó con una joven socialmente mejor instalada que él, pero tras la muerte de su esposa, jamás se repuso y cayó en el alcoholismo, arrastrándose él y su hija a la pobreza más absoluta.
Nick se crió con su madre y sus hermanos en la misma vecindad. Allí conoció a Maggy a quien siempre protegió y de la que se enamoró muy joven. Siempre la supo suya, pero un día ésta se marchó para casarse con un hombre veinte años mayor que ella e inmensamente rico. Un hombre que le ofreció la vida que él no podía darle, a pesar del amor que compartían. Aquello lo destrozó.
Gran parte del libro se centra en Maggy y así como su pasado no es conocido desde el principio, ya que es el trasfondo sobre el que se sustenta la novela, no sucede igual con Nick. La información que de él tenemos está sesgada. Sólo conocemos de él, lo que él le cuenta a Maggy que es casi nada.
En torno a él gira un gran misterio que jamás revela abiertamente ni las razones, al margen de recuperar a Maggy, que lo han llevado de regreso a la ciudad.
Creo que Karen Robards, como es usual en ella, escoge un tema arriesgado. Una protagonista que abandonó al protagonista por casarse con un hombre más rico, una mujer que además le oculta algo muy importante a éste, y que por tanto hará difícil de ser aceptada y comprendida.
No diré que me resultó fácil, pero mi intención al leer una novela no es juzgar a sus protagonistas, sino conocer su vida pasada y presente, ser testigo de cómo se enamoran o vuelven a enamorar, en este caso.
Maggy era una joven de carácter a la que las circunstancias transforman, pero la reaparición de Nick la ayuda a reconstruirse a sí misma y recuperar el carácter y la esencia que un día la caracterizó. Así que, errores al margen, me gusta el personaje, de igual modo que me gusta Nick porque no ceja jamás en conseguir lo que desea.
Me gustan las novelas de reencuentros y segundas oportunidades, me gustan las tramas en que sus protagonistas renacen y se rehacen a sí mismos. La otra cara de la vida tiene ambos ingredientes, así como suspense, amor, mentiras o redención…
Por lo que es un libro que creo merece la pena leer, pese a la dureza del tema que trata, por lo que lo recomiendo.
Su matrimonio con Lyle Forrest es un infierno. De cara al público la trata como un marido devoto y enamorado, pero de puertas para adentro, es despótico, frío, violento y cruel.
Para procurar el bienestar de David, su hijo, finge y esconde la infelicidad que siente. Todo con tal de que David no sufra ni vea su vida alterada, hasta el punto que ante el temor a perderlo, ha soportado vivir doce años bajo ese yugo.
La reaparición de Nick, su primer amor, pone patas arriba la vida de Maggy.
Nick nunca aceptó que Maggy lo abandonara para casarse con Forrest. Siempre sospechó que era el dinero de éste lo que la movió a hacerlo. Antes no intervino al saber de la existencia de un hijo en el matrimonio, pero doce años más tarde todo es diferente. Está determinado a recuperar a Maggy, al precio que sea.
El regreso de Nick a su vida asusta y emociona a Maggy a partes iguales. Teme que descubra su mayor secreto, uno que puede cambiar la vida de ambos de un modo inexorable, por lo que es reacia a confesárselo, pero ante ella descubre a un hombre diferente al joven de años atrás. Se encuentra ante un Nick dispuesto a todo por ella, incapaz de aceptar una negativa nuevamente.
Ambos se criaron en un barrio marginal, rodeados de miseria y de las más terribles de las privaciones. Ambos procedían de familias rotas, y se vieron obligados a robar para comer y sobrevivir.
El matrimonio con Forrest la arrancó de la pobreza, a Nick lo hizo su propio esfuerzo y el tesón por ser alguien y no volver a ser despreciado ni rechazado. Pero, pese a que lo deseaba, no pudo olvidar a Maggy y vuelve a por ella. Al hacerlo pone en peligro su vida, la de ella e incluso la de David.
La otra cara de la vida es una novela de indudable carácter dramático. Aborda un tema duro y muy espinoso, no obstante la trama ha logrado envolverme desde el inicio con la historia de un amor lleno de secretos, traiciones y mentiras.
Dejando al margen el difícil tema que subyace de fondo, uno de los aspectos que más me han impactado y enganchado de la historia es Maggy. Es una mujer cuyos actos pasados le pasan factura, una mujer que cometió muchos errores en su juventud cuando tratando de crearse un mundo de ensueño, cayó en uno de pesadillas.
El hecho de que abandonara al protagonista, Nick, para casarse con Lyle Forrest por dinero, realmente no es una tarjeta de presentación muy positiva. No puede negarse.
Pero enseguida vemos qué se esconde bajo esa superficie y descubrimos a una joven asustada que huye de la pobreza pagando un precio excesivamente alto. Además el conocer la vida tan terrible que ha soportado a causa de ello, pienso que facilita eximirla de sus errores.
El reencuentro con Nick le ofrece una segunda oportunidad en una historia que quedó inconclusa. Él está dispuesto a dársela a pesar de que Maggy es reacia. El miedo a Forrest y a perder a David se lo impiden.
No recuerdo haber leído muchas novelas en que los protagonistas sean ambos de origen tan humilde y este hecho me ha gustado mucho, ya que habitualmente nos encontramos con protagonistas ricos o de gran éxito.
Eso es totalmente diferente en La otra cara de la vida.
Por un lado porque vemos una historia diferente, por otro porque Robards nos presenta a través de Nick y Maggy los dos caminos que siguen para huir de la pobreza, así como las consecuencias que sus decisiones les acarrean, para bien y para mal.
Maggy era hija de un mexicano que se casó con una joven socialmente mejor instalada que él, pero tras la muerte de su esposa, jamás se repuso y cayó en el alcoholismo, arrastrándose él y su hija a la pobreza más absoluta.
Nick se crió con su madre y sus hermanos en la misma vecindad. Allí conoció a Maggy a quien siempre protegió y de la que se enamoró muy joven. Siempre la supo suya, pero un día ésta se marchó para casarse con un hombre veinte años mayor que ella e inmensamente rico. Un hombre que le ofreció la vida que él no podía darle, a pesar del amor que compartían. Aquello lo destrozó.
Gran parte del libro se centra en Maggy y así como su pasado no es conocido desde el principio, ya que es el trasfondo sobre el que se sustenta la novela, no sucede igual con Nick. La información que de él tenemos está sesgada. Sólo conocemos de él, lo que él le cuenta a Maggy que es casi nada.
En torno a él gira un gran misterio que jamás revela abiertamente ni las razones, al margen de recuperar a Maggy, que lo han llevado de regreso a la ciudad.
Creo que Karen Robards, como es usual en ella, escoge un tema arriesgado. Una protagonista que abandonó al protagonista por casarse con un hombre más rico, una mujer que además le oculta algo muy importante a éste, y que por tanto hará difícil de ser aceptada y comprendida.
No diré que me resultó fácil, pero mi intención al leer una novela no es juzgar a sus protagonistas, sino conocer su vida pasada y presente, ser testigo de cómo se enamoran o vuelven a enamorar, en este caso.
Maggy era una joven de carácter a la que las circunstancias transforman, pero la reaparición de Nick la ayuda a reconstruirse a sí misma y recuperar el carácter y la esencia que un día la caracterizó. Así que, errores al margen, me gusta el personaje, de igual modo que me gusta Nick porque no ceja jamás en conseguir lo que desea.
Me gustan las novelas de reencuentros y segundas oportunidades, me gustan las tramas en que sus protagonistas renacen y se rehacen a sí mismos. La otra cara de la vida tiene ambos ingredientes, así como suspense, amor, mentiras o redención…
Por lo que es un libro que creo merece la pena leer, pese a la dureza del tema que trata, por lo que lo recomiendo.
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