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martes, 21 de abril de 2009

Lazos de sangre de Diane Whiteside



Don Rafael Pérez fue una vez, en tiempos antiguos, un caballero medieval español. Entonces su nombre era Rodrigo y empuñó sus armas defendiendo la fe cristiana, pese a que por sus venas circulaba tanto sangre cristiana como musulmana. Fue un guerrero valeroso, que estaba profundamente enamorado de su esposa Blanche.
A lo largo de una batalla fue derrotado y hecho prisionero por El Sirio, un sanguinario vampiro que, a través del vínculo del abrazo, lo transformó en uno de los suyos y lo mantuvo prisionero durante dos siglos. Su negativa a convertirse en uno de sus peones del mal, sembrando la muerte y la destrucción a su paso, lo arrastraron a ser cruelmente torturado y ultrajado durante ese lapso de tiempo, hasta el momento en que pudo llevar a cabo su venganza y acabó con la vida de El Sirio. Escapó a su esclavitud. Sin embargo, sobrevivió un vampiro, Diego, quien juró en aquel momento vengar la muerte del que fue el creador de ambos.

Setecientos años después, Rodrigo ha llegado a ser Don Rafael Pérez. Es el líder de los vampiros que moran en el territorio de Texas, lugar en el que lucha por mantener el orden y la paz entre los suyos. No obstante la reaparición de Madame Celeste pone en peligro el bienestar de los vampiros residentes en el territorio.
Madame Celeste es una vampiro que con tal de dominar y en su avidez por alimentarse, humilla a aquellos que le provienen de sangre. Obsesionada con Rafael, con quien tuvo una breve relación de intercambio de sangre y sexo en el pasado, quiere dominarlo para gobernar el territorio de Texas, uniéndolo al suyo propio, el de New Orleans.
La negativa de Rafael la enfurece completamente. Apoyada por dos de sus hombres o vampiros: Devol y Beau, planea destruir y acabar con el vampiro español en venganza.
Rafael es un vampiro, obligado a beber sangre para alimentarse, como el resto de vampiros. Esta necesidad arrastra otras consecuencias: el que sus víctimas alcancen un estado de éxtasis sexual, ya que son estas emociones las que dotan de sustento la sangre que ingiere el vampiro.

Grania O’Malley es la joven veterinaria, recién llegada al Centro protector de animales de Texas. Huérfana desde que era tan sólo un bebé, fue criada en orfanatos. Su brillantez y aptitudes la ayudaron a lograr una formación universitaria, convirtiéndose así en veterinaria.
A lo largo de toda su vida ha experimentado numerosos sueños, en los que siempre aparece un hombre moreno, oscuro y misterioso que la cautiva. Al llegar por primera vez a Texas, experimenta un increíble sueño erótico con ese mismo hombre. Poco después conoce al intimidante Don Rafael Pérez y descubre, con sorpresa, que se trata del hombre que aparece en sus sueños.
A partir de ahí se repiten los sueños, en los cuales revive la vida de Rafael como Rodrigo, y cómo fue transformado en vampiro y torturado en el proceso.

Rápidamente descubre que Don Rafael es en realidad un vampiro. Pero, lejos de asustarse, su lado científico predomina sobre sus otros temores. Trata por todos los medios de descubrir más sobre la existencia del vampiro.
Un vínculo se establece entre ellos, uno que lleva a Grania a sospechar que ella es en realidad la reencarnación de Blanche, la mujer de Rafael. Y que le lleva a él por su parte a creer que Grania es su compañera, la única con la que puede formar un lazo de sangre. Sin embargo el peligro que esto comporta para la mujer, cuya sanidad mental peligraría, le impide ceder al deseo de transformarla en vampiro, y por ende en su compañera.

Mientras una relación, que en un principio es básicamente sexual y posteriormente de otro cariz, se establece entre Grania y Rafael, persisten los reiterados intentos por parte de sus enemigos por acabar con él. Existe una preocupación nueva, añadida al resto, y es que Rafael teme que si descubren el valor e importancia que Grania tiene para él, sus enemigos la utilicen como arma para acabar con él.
A la par, Grania lucha por hallar el valor para confesar a Rafael el verdadero vínculo que los une, uno que persiste entre ellos desde siete siglos atrás.

Diane Whiteside inicia con Lazos de sangre la trilogía de los vampiros de Texas.
Prácticamente de principio a fin se nos describen numerosas secuencias de alto contenido erótico, enmascaradas bajo el propósito y carácter que comporta la ingesta de sangre por parte de Don Rafael. No obstante, a mi parecer, se aprecia fácilmente que es un recurso fácil para sobrecargar el libro con este tipo de escenas, sin que sean completamente necesarias.
La trama que se perfila es bastante plana y predecible, llegando a pasajes en que se torna completamente irreal e incomprensible. El libro en muchas ocasiones parece centrarse más describirnos detalladas escenas de sexo que en otras cuestiones.
Se va intercalando la vida actual y presente de Don Rafael con la pasada como Rodrigo y a través de recuerdos y sueños de Grania se va desgranando
La relación romántica entre los protagonistas es poco creíble. La secuencia de los hechos y la personalidad plana de estos imposibilitan que se cree un clima de sentimientos profundos. El único sentimiento, bastante patente a lo largo del libro, es el deseo sexual. El resto parecen carecer de importancia hasta las últimas páginas, y aún entonces, siguen manifestándose a través de escenas de sexo.
En mi opinión este hecho resta romance al libro. Más bien parece la búsqueda de una excusa detrás de otra para que los protagonistas tengan relaciones sexuales. Las descripciones son muy detalladas y la ambientación erótica es muy palpable, pero los sentimientos románticos brillan por su ausencia.
Los personajes secundarios son, al igual que los principales, bastante planos y desprovistos de complejidades y dobleces. En ocasiones parecen estar simplemente como parte del trasfondo de la novela. Sus apariciones e intervenciones son bruscas y frías, casi mecánicas.

Para mí uno de los puntos más débiles de la novela es, sin duda, la parte romántica. No se trata de ausencia de escenas entre la pareja, al contrario, éstas abundan. Es la falta de calidez, de emociones que éstas transmiten. Eso sin mencionar determinada escena de “seducción” que me provocó un ataque de risa.
Los vínculos entre ellos se tejen muy rápidamente y la transformación desde una relación, meramente sexual, a algo más profundo es incomprensible y poco clara.
Uno de los aspectos que más interés me suscitaba era el hecho de que el protagonista sea español Era de esperar una gran documentación histórica sobre España, pero las menciones históricas que se realizan son breves, escuetas y poco desarrolladas. Incluso las expresiones que utiliza a la hora de expresarse no son exactamente de España, sino de otras regiones, México o Texas.

En conjunto Lazos de sangre es una novela, cuyo contenido romántico es muy pobre, aunque con una alta carga de escenas eróticas. La secuencia narrativa, el argumento son planos y sin brillo. No es un libro que me halla dejado huella ni emocione, al contrario, me ha parecido frío y anodino por la poca credibilidad que ofrece de las situaciones, desde la falta de extrañeza de Grania al descubrir que Rafael es un vampiro, al precipitado y enrevesado final. Pero en cualquier caso, esto es sólo una valoración subjetiva y personal, para otros lectores fue ser un libro memorable.



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