Muy poco tiempo Shannon Bodine pierde a sus padres y recibe una noticia que sacude los cimientos de sus existencia y le hace dudar hasta de su misma identidad. Decidida a aclarar las cosas. Shannon aparca durante una temporada su brillante carrera como publicista y viaja de Nueva York al condado de Clare, donde la esperan Maggie, Brie y todos los que forman parte de su mundo: sus familias, sus amigos, sus vecinos… Gracias a ellos, Shannon descubre una nueva manera de vivir, llena de naturaleza, música y tranquilidad. Y también de mitos, ilusiones –la de pintar, por ejemplo- y sueños: unos sueños que se repiten continuamente desde su llegada y que le dicen que su destino está, por increíble que parezca, junto a un entregado caballero irlandés, fuerte, tierno y osado. Por desgracia, Shannon no cree en el destino, aunque tal vez sólo necesite un poco de magia: la del amor.
Más de lo mismo pero dándole la vuelta. Si en las dos primeras novelas de la trilogía Nora Roberts nos convencía del amor de dos hombres de éxito con dos mujeres de la profunda Irlanda, que tanto le gusta, aquí es al revés: es una mujer de éxito, con una vida hecha y trazada, la que se queda en Irlanda por el amor con un granjero. Eso sí, un granjero muy completito, como todos los hombres que crea la autora: guapo, listo, trabajador, romántico y que canta de maravilla.
La verdad es que los dos primeros me interesaron. Me gusta mucho Nora Roberts en general, siempre que no se nos ponga en plan esotérico/fantasmal/mágico. De las trilogías con las que nos ha deleitado últimamente la que más me gustó fue la primera, la trilogía irlandesa. Las siguientes me parecieron hechas con rodillo, en plan comercial. Sin ánimo de molestar a las admiradoras de esta autora, todas me parecen iguales. El colmo para mí ha sido la última de P&J, la del jardín, casi 60€ de trilogía mala y sin interés.
Por eso y porque es más realista, la trilogía de las hermanas Concannon me interesó. Los dos primeros, sin ser una maravilla, me gustaron. Y va y nos mete con calzador magia en la última. Cuando Nora empieza con sus sueños regresivos... Parece que es una manera de rellenar porque no se le ocurre otra cosa. Bueno, y sin eso tampoco. La última, de la que estamos hablando, me ha parecido un auténtico rollo. Aguanté hasta la página 200 más o menos con la esperanza de que me gustara y nada. Aburrida leí el final y se acabó.
Más de lo mismo pero dándole la vuelta. Si en las dos primeras novelas de la trilogía Nora Roberts nos convencía del amor de dos hombres de éxito con dos mujeres de la profunda Irlanda, que tanto le gusta, aquí es al revés: es una mujer de éxito, con una vida hecha y trazada, la que se queda en Irlanda por el amor con un granjero. Eso sí, un granjero muy completito, como todos los hombres que crea la autora: guapo, listo, trabajador, romántico y que canta de maravilla.
La verdad es que los dos primeros me interesaron. Me gusta mucho Nora Roberts en general, siempre que no se nos ponga en plan esotérico/fantasmal/mágico. De las trilogías con las que nos ha deleitado últimamente la que más me gustó fue la primera, la trilogía irlandesa. Las siguientes me parecieron hechas con rodillo, en plan comercial. Sin ánimo de molestar a las admiradoras de esta autora, todas me parecen iguales. El colmo para mí ha sido la última de P&J, la del jardín, casi 60€ de trilogía mala y sin interés.
Por eso y porque es más realista, la trilogía de las hermanas Concannon me interesó. Los dos primeros, sin ser una maravilla, me gustaron. Y va y nos mete con calzador magia en la última. Cuando Nora empieza con sus sueños regresivos... Parece que es una manera de rellenar porque no se le ocurre otra cosa. Bueno, y sin eso tampoco. La última, de la que estamos hablando, me ha parecido un auténtico rollo. Aguanté hasta la página 200 más o menos con la esperanza de que me gustara y nada. Aburrida leí el final y se acabó.
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