Cenizas al viento de Kathleen Woodiwiss

1863. Nueva Orleans.

Alaina asiste al derrumbe de su vida cuando las tropas norteñas avanzan sobre el suelo de su amado Sur. Ha perdido a su familia y su casa y sólo le queda su hermano que está luchando en el frente. Además, unas extrañas denuncias la inculpan como espía y ponen precio a su cabeza. Por eso decide viajar a Nueva Orleáns y refugiarse en casa de sus parientes. Para evitar ser reconocida y encarcelada emprende el camino con la apariencia de un muchachito sucio y casi harapiento. Apenas desembarcar, tiene un altercado con Jacques DuBonné, un sujeto despreciable, y con unos soldados borrachos que la increpan, pero afortunadamente acude en su ayuda el capitán Cole Latimer, médico del ejército. Su aspecto es tan lamentable, que el doctor la invita a comer, le ofrece trabajo en el hospital y la lleva a casa de sus tíos quienes, asombrados de su repentina presencia y la aparición de un oficial yanqui, le siguen la farsa.
Alaina se convierte entonces en el jovencísimo Al: respondón, pendenciero e insufrible Al, que dará constantes quebraderos de cabeza al capitán Latimer.
Roberta, la prima de la joven, deseosa de pescar un buen partido, coquetea descaradamente con el oficial enemigo sin importarle la incomodidad de sus padres o el escándalo que ello puede suponer.
Durante unos meses, Alaina trabaja en el hospital y, aunque al principio odia todo lo que tenga un uniforme azul, poco a poco va cambiando de opinión: Cole demuestra día a día ser un hombre intachable y honesto que ayuda por igual a norteños y sudistas y los hombres que ingresan malheridos son jóvenes como su hermano que no tienen la culpa de la absurda guerra que enfrenta al Norte y al Sur. Ya no son sólo yanquis. Sufren y mueren y ella acaba haciendo todo lo posible para ayudarles a recuperarse de sus heridas. Tanto, que se convierte en el alma del hospital.
Pero recibe notificación de que su hermano Jason ha desaparecido en el frente y eso es tanto como darle por muerto.
Deshecha, regresa a casa, pero en el trayecto descubre a un hombre a punto de ahogarse en el río y sin pensarlo dos veces se lanza a salvarlo. Su sorpresa es mayúscula cuando descubre que se trata de Cole y, sin saber qué hacer, lo lleva a casa, acostándole en la habitación de los invitados. Se baña y se acuesta, olvidándose de él. Pero Latimer, borracho, empieza a hablar en voz alta y ella acude a calmarlo para que no despierte a todos. Cole cree estar en un prostíbulo y exige a Alaina compensación. Los ardientes besos del capitán y la atracción que ejerce sobre ella (aunque trata de negarlo) acaban con sus defensas y se rinde a la pasión, escapando después avergonzada.
Pero Roberta descubre a Latimer y, viendo la muestra de la perdida virginidad de su prima, aprovecha la ocasión de modo inmejorable metiéndose en la cama y dejando que les descubran.
Cole es obligado a punta de rifle a casarse con Roberta y Alaina piensa que su problema con el capitán ha terminado definitivamente.
Sin embargo el destino es un camino de giros inesperados: Cole es herido y le dan de baja en el ejército, por lo que decide regresar a su casa en Minnesotta. Y al poco tiempo de estar allí, Roberta muere de fiebres.
Alaina, descubierta y perseguida de nuevo, no tiene otra solución que la de aceptar la proposición de matrimonio por poderes del doctor Latimer.
El tío de Al, roto de dolor, culpa a Cole de la muerte de su hija y hace creer a la muchacha que el doctor solamente quiere un matrimonio aparente para salvarla de la justicia. Ella se jura que eso es lo único que obtendrá de ella: un papel firmado. ¡Y jamás estará en su cama!


Woodiwiss es, sin lugar a dudas, una de las mejores plumas de la novela romántica. Con esta historia nos hace viajar a una ciudad destrozada por la guerra, nos obliga a no elegir a las personas por el color azul o el gris de su uniforme, sino a descubrir el alma de un ser humano. Pero sobre todo, nos sumerge con una facilidad increíble, en una historia de amor sin precedentes. Dos cuerpos que se enfrentan y dos almas que se atraen desde el principio.
A través de su inmejorable narrativa, surcamos ríos, asistimos a sangrientas batallas, conocemos la vileza de algunos personales que sólo buscan su propio beneficio y el de otras a las que no les importa arriesgar su seguridad por ayudar a un amigo.
No puedo olvidar a los personajes secundarios, que van formando, poco a poco, capítulo a capítulo, el entramado y la personalidad de los protagonistas.
Cenizas al viento es una novela de acción. Una novela de aventura. Y una bellísima historia romántica donde el amor es quien, al final, gana la cruenta guerra.

He leído esta novela varias veces y en cada ocasión descubro algo nuevo, algo diferente que me hace vibrar, que me emociona y obliga a soltar alguna lágrima.

Cenizas al viento es una fastuosa narración que todos deberían leer. Un verdadero lujo de la novela romántica.