Para Daisy Merrick perder un empleo es algo habitual. Ningún trabajo le dura demasiado. En la mayoría de ocasiones se debe a su incapacidad para guardar silencio y decir lo que piensa, sin tener en cuenta lo inapropiado que pueda ser. Sin embargo, su enésimo despido se debe a no aceptar las atenciones indeseadas de su jefe. Pero más allá de las razones, la realidad es que Daisy está desempleada... otra vez.
Ante un futuro incierto se plantea si, tal vez, no ha llegado la hora de tratar de cumplir su sueño: ver publicadas sus novelas. Guiada por un impulso, se persona en las oficinas del dueño de la Gazette Social y editor, Marlowe, que es el marido de su amiga Emma, con el fin de solicitar trabajo y entregar el manuscrito de su última novela. Casualmente el crítico literario de Marlowe está de baja y éste la contrata para sustituirlo. Su primer encargo consiste en hacer la crítica de la última obra de teatro escrita por el afamado Sebastian Grant, el Conde de Avermore. Daisy es implacable y la despedeza sin piedad.
Sebastian ha sido un escritor de éxito, algunas de sus novelas fueron ensalzadas por los críticos y llevadas a los escenarios como obras de teatro. Lamentablemente los últimos libros no han estado a la altura de las expectativas ni tampoco las obras de teatro que, como la última, ha sido retirada a causa de las pésimas críticas recibidas, sobre todo la de ese individuo, George Lindsay, que trabaja para su propio editor. Sebastian sabe que se juega mucho, pues las musas parecen haberle abandonado y tras superar su adicción a la cocaína, no ha sido capaz de volver a escribir.
Furioso se presenta en las oficinas de Marlowe para exigir la cabeza de su mayor retractor. Al hacerlo se lleva la sorpresa de su vida al coincidir allí con una mujer, tan hermosa como locuaz, y que para su consternación resulta ser George Lindsay.
El primer encuentro cara a cara entre Daisy y Sebastian poco tiene que envidiar del de dos púgiles. Se miden, se encaran y luchan verbalmente el uno contra el otro. Marlowe no sólo se niega a despedir a Daisy, alias George Lindsay, sino que secunda su opinión sobre la obra del Conde de Avermore.
Desconocedor de las causas de la sequía narrativa de éste, le pide que le entregue nuevos manuscritos. Cuando éste le responde que no tiene ninguno acabado, el editor le propone que trabaje en colaboración con otros escritores y le sugiere que sea con Daisy, que deber pulir su novela.
Aunque inicialmente se niega, el Conde de Avermore y Daisy acaban en la casa de Campo de éste trabajando conjuntamente en sus respectivos manuscritos. Mientras Daisy pone todo de su parte por mejorar la novela que Marlowe ha rechazado, Sebastian trata de hallar el modo en que Daisy -convertida en su insobornable editora- dé el visto bueno a un viejo manuscrito para que sea publicado y de ese modo pagar las deudas que lo ahogan. La crisis en el sector agrícola ha mermado considerablemente las ganancias de sus propiedades y sabe que sólo con sus novelas puede salir a flote. Daisy es una rival dura de batir, pero Sebastian se guarda un as en la manga, la que puede llevarle a la victoria: seducir a su atractiva editora.
La protagonista de Declaración de amor, Daisy Merrick, es una de las jóvenes, solteras e independientes, que residen en la pensión de la calle Little Street, habituadas a valerse por sí mismas en la vida. Pero así como sus compañeras y amigas, Emma, Prudence o Maria, o incluso Lucy, su hermana mayor, han logrado mantener su empleo, Daisy es una mujer con grandes problemas en ese aspecto.
Su sueño de ser escritora ha quedado aparcado durante años, trabajando en su lugar como secretaria, mecanógrafa o taquígrafa. Al perder el último de una larga lista de trabajos, sabe que ha llegado la hora de intentarlo de nuevo.
Daisy siempre ha respetado y valorado los consejos de Lucy, quien ha tratado de inculparle el sentido de la responsabilidad y la discreción. En el fondo Daisy envidia la serenidad de su hermana, que dirige con éxito una oficina de empleo, y desea lograr lo mismo con la escritura.
Pero para ello debe conservar su nuevo trabajo como editora y lograr que ese arrogante y prepotente de Sebastian Grant vuelva a ser el escritor que siempre ha admirado, el que la cautivó con sus primeras novelas. Pero el Conde de Avermore está decidido a no ponérselo fácil.
Declaración de amor Laura Lee Guhrke vuelve a transportarnos al Londres de finales del S. XIX y al día a día de un grupo de mujeres solteras e independientes que no sólo trabajan sino que no se preocupan del qué dirán, yendo y viniendo sin chaperona.
Con cada novela encontramos a una protagonista diferente. En este caso Daisy es una mujer vivaz, locuaz y un tanto soñadora. Su manera de ser le dificulta enormemente conservar un trabajo pero, en su corazón, lo que realmente desearía es ser escritora.
Conocer y trabajar junto a uno de los escritores ingleses más renombrados de la época -aunque durante los últimos años esté en decadencia- marca no sólo su vida profesional sino sentimental.
A pesar de los numerosos debates dialécticos entre ambos, es innegable que se sienten atraídos el uno por el otro. Pero mientras Daisy cree en el amor y en los finales felices, Sebastian es un hombre cínico y amargado que no cree en éstos. ¿Podrá Daisy demostrarle lo contrario? ¿Y logrará que le abrá su corazón y le hable de ese secreto que esconde?
En líneas generales la novela me ha gustado mucho. De toda la saga mi preferida sigue siendo Y entonces él la besó, pero Declaración de amor es amena, sencilla y cargada de ironía.
El que ambos protagonistas sean escritores hace que, inevitablemente, el argumento gire alrededor de el mundo editorial y la escritura. Incluso la parte romántica está directamente enlazada con ello pues es mientras ambos trabajan juntos en sus respectivas novelas que la historia de amor da comienzo. Pero si Daisy es alegre, confiada y optimista, Sebastian es pesimista, desconfiado y hosco. Mientras ella vive por y para la escritura, a él no le produce más que angustia y ansiedad. El ritmo es muy ágil, los diálogos ingeniosos y divertidos y sigue la línea de las anteriores, aunque no tiene una carga sentimental tan intensa ni romántica.
No obstante, todas las novelas de Laura Lee Guhrke logran atraparme y si bien como digo no es la que más me ha gustado de esta saga, creo que es una novela buena que proporciona una agradable lectura.
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