Tras la muerte de su padre, que trabajó como médico al servicio del príncipe regente galés, las trillizas Royle abandonan su humilde hogar en Cornualles y se dirigen a Londres dispuestas a encontrar marido. Aunque en apariencia son tres muchachas jóvenes, sencillas y humildes, la realidad es que podrían ser de sangre real. O eso especulan a raíz de descubrir entre las pertenencias de su padre -el hombre que los crió como tal- algunos indicios que apuntan en esa dirección.
A diferencia de sus hermanas Elizabeth y Anne, que creen a pies juntillas esa idea, Mary no tiene la intención de perder el tiempo en ayudarlas a investigar. En su lugar prefiere concentrarse en conseguir un buen marido. Con el inicio de la temporada espera contar con la oportunidad de conquistar al apuesto vizconde Quinn Wetherly, un gallardo héroe de guerra en quién ha puesto sus ojos desde que llegaron a Londres. Sin embargo, la aparición en escena de Rogan, el hermano mayor de Quinn, al que apodan el duque negro resulta un escollo inesperado y una piedra molesta en su camino
Rogan desconfía de las intenciones que Mary tiene con su hermano. Sabiendo el carácter heroico, confiado y galante de Quinn que tras regresar herido de la guerra, cree que ha llegado el momento de casarse y formar una familia, lo ve una víctima fácil de los encantos de la señorita Royle. Así que, para evitar que caiga en las garras de esa taimada cazafortunas, Rogan ofrece su inestimable ayuda a Quinn.
Rogan es desconfiado por naturaleza. Tras la muerte de su madre, siendo él muy niño, y el segundo matrimonio de su padre con la madre de Quinn, vivió en carnes propias hasta dónde llega la ambición de algunas mujeres por casarse con un hombre de título, algo que su hermano menor desconoce.
Para Rogan es evidente que las hermanas Royle son humildes y están necesitadas de cazar marido, sobre todo la altanera Mary que tiene puestas sus miras en el vizconde Wetherly. Al ver los aires con que se comporta y las triquiñuelas que trama para conquistar al ingenuo Quinn, el duque negro no puede sino preguntarse de dónde le proviene esos aires dan regios que se da...
La animadversión entre Rogan y Mary es inmediata y mutua. Mientras Rogan recela y desconfía de la engañosa inocencia que la muchacha exhibe, Mary lo considera un inescrupuloso, patán y arrogante que tiene siempre el desagradable don de entrometerse entre ella y Quinn en el momento más inoportuno.
Cuando Rogan se percata que ninguna de sus estratagemas para desalentar a Quinn de cortejar a Mary dan resultado, decide que debe tomar medidas drásticas, aun si eso implica ser él quien seduzca y enamore a la mayor de las hermanas Royle.
Cómo seducir a un duque es la primera de las tres novelas que componen la trilogía de las hermanas Royle de Kathryn Caskie, publicada recientemente por la editorial Titania.
Aparte de que cada una de las novelas está protagonizada por una de las trillizas Royle, existe otro nexo de unión entre las diferentes historias alrededor del que gira la saga, la investigación sobre el nacimiento de las tres muchachas que, según sospechan, podrían ser, en realidad, las hijas del mismo príncipe regente galés.
Entre las pertenencias de su padre adoptivo, el hombre que las crió desde el mismo día que nacieron, descubren varias pistas que las hermanas Royle, sobre todo Elizabeth y Anne, están dispuestas a desentramar para dar con la respuesta que buscan.
Con la inestimable ayuda de Lady Upperton que las presenta e introduce en la sociedad londinense y el Club de los libertinos, las trillizas no trabajan solas.
Lord Lotharian, Lilywhite y Gallantine, tres ancianos que en su juventud formaron el club de los libertinos y fueron amigos del doctor Royle actúan como tutores de las hermanas Royle, una por cada una de ellas, y junto a Lady Upperton están dispuestos a ayudarlas a conseguir marido.
Así comienzan las andanzas de este pintoresco grupo en aras de casar a las tres hermanas y descubrir la verdad sobre sus orígenes.
Al contrario de lo que pudiera parecer, la novela es muy sencilla de seguir y es, ante todo, una historia amena y divertida sin demasiadas complejidades.
Desde mi punto de vista no es una historia en la que prime una pasión desgarradora, ni el amor y odio más descarnados. Ni mucho menos. Es una trama sencilla y entretenida sin más pretensiones.
En realidad no dista demasiado de tantas otras que hemos leído sobre hermanas o muchachas humildes que, gracias a la ayuda de una anciana que cual hada madrina las toma bajo su protección, son presentadas en sociedad con el fin de contraer matrimonio.
Tal vez la diferencia en Cómo seducir a un duque radica en el carácter humorístico que a veces predomina en la novela desde el primer encuentro entre Mary y Rogan, así como en la personalidad y apariencia del club de ancianos libertinos, la menuda Lady Upperton, el variopinto personal contratado al servicio de las hermanas Royle, el carácter de las mismas hermanas Royle y hermanos Wetherly, y los malos entendidos aderezados de humor que dan pie a una escena tras otra.
En mi opinión es una novela que te hace pasar un buen rato, no ofrece una historia de amor apasionado ni secretos que dan un giro radical a la vida de nadie -de hecho el secreto en torno a las hermanas Royle seguirá desarrollándose en las próximas novelas, con lo que el interrogante se alarga- pero en su sencillez y carácter humorístico me ha parecido una lectura entretenidísima.
No diré que me ha parecido una preciosa y maravillosa historia romántica porque no es así, pero en su simpleza, en ese toque desenfadado -a veces rozando el ridículo en algunas escenas- me ha hecho sonreír y distraerme con la lectura.
La relación entre Mary y Rogan me ha parecido bastante predecible pero no por eso ha dejado de atraparme. A veces una historia que no desvela grandes dramas y pasiones me cautiva por la manera de narrarla y, simplemente, porque me deja con una sonrisa en los labios como en este caso
La definiría como una historia en donde se produce un choque de voluntades constante entre la pareja protagonista, donde la desconfianza es mutua y constante, donde cada uno de ellos está dispuesto a pensar lo peor del otro... pero a pesar de los pesares la atracción se palpa entre ellos y el amor no tarda en nacer, por supuesto, oculto tras varias capas de barniz. Pero ahí radica el encanto de esta historia para mí, en cómo van cayendo una tras otras esas capas. Es cierto que tampoco me sorprenden ni desvelan nada diferente, pero me he divertido mucho leyendo esta novela.
A diferencia de sus hermanas Elizabeth y Anne, que creen a pies juntillas esa idea, Mary no tiene la intención de perder el tiempo en ayudarlas a investigar. En su lugar prefiere concentrarse en conseguir un buen marido. Con el inicio de la temporada espera contar con la oportunidad de conquistar al apuesto vizconde Quinn Wetherly, un gallardo héroe de guerra en quién ha puesto sus ojos desde que llegaron a Londres. Sin embargo, la aparición en escena de Rogan, el hermano mayor de Quinn, al que apodan el duque negro resulta un escollo inesperado y una piedra molesta en su camino
Rogan desconfía de las intenciones que Mary tiene con su hermano. Sabiendo el carácter heroico, confiado y galante de Quinn que tras regresar herido de la guerra, cree que ha llegado el momento de casarse y formar una familia, lo ve una víctima fácil de los encantos de la señorita Royle. Así que, para evitar que caiga en las garras de esa taimada cazafortunas, Rogan ofrece su inestimable ayuda a Quinn.
Rogan es desconfiado por naturaleza. Tras la muerte de su madre, siendo él muy niño, y el segundo matrimonio de su padre con la madre de Quinn, vivió en carnes propias hasta dónde llega la ambición de algunas mujeres por casarse con un hombre de título, algo que su hermano menor desconoce.
Para Rogan es evidente que las hermanas Royle son humildes y están necesitadas de cazar marido, sobre todo la altanera Mary que tiene puestas sus miras en el vizconde Wetherly. Al ver los aires con que se comporta y las triquiñuelas que trama para conquistar al ingenuo Quinn, el duque negro no puede sino preguntarse de dónde le proviene esos aires dan regios que se da...
La animadversión entre Rogan y Mary es inmediata y mutua. Mientras Rogan recela y desconfía de la engañosa inocencia que la muchacha exhibe, Mary lo considera un inescrupuloso, patán y arrogante que tiene siempre el desagradable don de entrometerse entre ella y Quinn en el momento más inoportuno.
Cuando Rogan se percata que ninguna de sus estratagemas para desalentar a Quinn de cortejar a Mary dan resultado, decide que debe tomar medidas drásticas, aun si eso implica ser él quien seduzca y enamore a la mayor de las hermanas Royle.
Cómo seducir a un duque es la primera de las tres novelas que componen la trilogía de las hermanas Royle de Kathryn Caskie, publicada recientemente por la editorial Titania.
Aparte de que cada una de las novelas está protagonizada por una de las trillizas Royle, existe otro nexo de unión entre las diferentes historias alrededor del que gira la saga, la investigación sobre el nacimiento de las tres muchachas que, según sospechan, podrían ser, en realidad, las hijas del mismo príncipe regente galés.
Entre las pertenencias de su padre adoptivo, el hombre que las crió desde el mismo día que nacieron, descubren varias pistas que las hermanas Royle, sobre todo Elizabeth y Anne, están dispuestas a desentramar para dar con la respuesta que buscan.
Con la inestimable ayuda de Lady Upperton que las presenta e introduce en la sociedad londinense y el Club de los libertinos, las trillizas no trabajan solas.
Lord Lotharian, Lilywhite y Gallantine, tres ancianos que en su juventud formaron el club de los libertinos y fueron amigos del doctor Royle actúan como tutores de las hermanas Royle, una por cada una de ellas, y junto a Lady Upperton están dispuestos a ayudarlas a conseguir marido.
Así comienzan las andanzas de este pintoresco grupo en aras de casar a las tres hermanas y descubrir la verdad sobre sus orígenes.
Al contrario de lo que pudiera parecer, la novela es muy sencilla de seguir y es, ante todo, una historia amena y divertida sin demasiadas complejidades.
Desde mi punto de vista no es una historia en la que prime una pasión desgarradora, ni el amor y odio más descarnados. Ni mucho menos. Es una trama sencilla y entretenida sin más pretensiones.
En realidad no dista demasiado de tantas otras que hemos leído sobre hermanas o muchachas humildes que, gracias a la ayuda de una anciana que cual hada madrina las toma bajo su protección, son presentadas en sociedad con el fin de contraer matrimonio.
Tal vez la diferencia en Cómo seducir a un duque radica en el carácter humorístico que a veces predomina en la novela desde el primer encuentro entre Mary y Rogan, así como en la personalidad y apariencia del club de ancianos libertinos, la menuda Lady Upperton, el variopinto personal contratado al servicio de las hermanas Royle, el carácter de las mismas hermanas Royle y hermanos Wetherly, y los malos entendidos aderezados de humor que dan pie a una escena tras otra.
En mi opinión es una novela que te hace pasar un buen rato, no ofrece una historia de amor apasionado ni secretos que dan un giro radical a la vida de nadie -de hecho el secreto en torno a las hermanas Royle seguirá desarrollándose en las próximas novelas, con lo que el interrogante se alarga- pero en su sencillez y carácter humorístico me ha parecido una lectura entretenidísima.
No diré que me ha parecido una preciosa y maravillosa historia romántica porque no es así, pero en su simpleza, en ese toque desenfadado -a veces rozando el ridículo en algunas escenas- me ha hecho sonreír y distraerme con la lectura.
La relación entre Mary y Rogan me ha parecido bastante predecible pero no por eso ha dejado de atraparme. A veces una historia que no desvela grandes dramas y pasiones me cautiva por la manera de narrarla y, simplemente, porque me deja con una sonrisa en los labios como en este caso
La definiría como una historia en donde se produce un choque de voluntades constante entre la pareja protagonista, donde la desconfianza es mutua y constante, donde cada uno de ellos está dispuesto a pensar lo peor del otro... pero a pesar de los pesares la atracción se palpa entre ellos y el amor no tarda en nacer, por supuesto, oculto tras varias capas de barniz. Pero ahí radica el encanto de esta historia para mí, en cómo van cayendo una tras otras esas capas. Es cierto que tampoco me sorprenden ni desvelan nada diferente, pero me he divertido mucho leyendo esta novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.