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sábado, 3 de abril de 2010

El tutor de Robin Schone


Cuando una lectora tiene en sus manos una novela erótico-romántica, lo normal es que piense que se va a encontrar con mil y una escenas de cama. Escenas de sexo, unas acordes con el hilo de la historia y otras metidas con calzador, que, a diferencia de una novela romántica, van a sustentar la base de la historia.

Cuando yo cogí “El tutor”, esperaba encontrarme justamente eso. Aunque yo no soy muy aficionada a las novelas eróticas, “El tutor” me despertaba cierta curiosidad por la controversia de su contenido. Entre todos aquellos que se han sumergido en su lectura, son tantos los que lo alaban como los que lo critican. Así pues, ávida por descubrir lo que tras sus páginas se encerraba, me dispuse a leerlo.

El libro se centra en la Inglaterra de 1886. La sociedad londinense está gobernada por los conservadores, aquellos políticos cuyos principios y valores se basan en el cristianismo, en la unión de la familia, en la moralidad y en la decencia.

Elizabeth Petre es la ilustre hija del primer ministro del gobierno británico. Tiene treinta y dos años y lleva dieciséis casada con el ministro de Economía y Hacienda, Edward Petre. Éste aspira a suceder al padre de su mujer, así que lleva una vida totalmente centrada en la política. Como buena esposa, Elizabeth, se dedica a acompañar a Edward a todas las reuniones sociales, bailes y beneficencias dando la imagen de una familia perfecta. Aunque la realidad distaba mucho de ser así. Elizabeth lleva años sin ser querida, sin ser amada por su marido. Es consciente de que las únicas veces que ha entrado en su lecho ha sido para engendrar a sus dos hijos. Ni una más. Aun sabiendo que en la mayoría de los matrimonios los maridos abandonan la cama de su esposa para encontrar consuelo junto alguna más jovencita, los dolorosos rumores de que Edward podía tener una amante no la dejaron indiferente. Elizabeth se armó de valentía y decidió volver a seducir a su marido. Así, la distinguida señora Petre comienza la búsqueda de instrucción sexual a cargo del mayor libertino de todo Londres, Ramiel Devington.

Ramiel Devington, más conocido como el Jeque Bastardo, era el hijo ilegítimo de una condesa inglesa y de un jeque árabe. Por las noches, incontables mujeres, incluidas las de la más alta sociedad, compartían sus sábanas y gozaban del cuerpo de Ramiel, mientras que por el día, el Jeque Bastardo era repudiado por la sociedad británica. Cuando éste conoce la proposición de Elizabeth, la acepta a pesar de las dudas y de los problemas que le puede acarrear su parentesco. Para contar con su ayuda, la joven deberá reunirse con él cada madrugada en la casa de éste y deberá traer leídos los capítulos del libro “El jardín perfumado”, un antiguo manual de erotismo árabe, que Ramiel le pida. La única condición que Elizabeth exige en este acuerdo es que el jeque no la toque.

Así comienza “El tutor”. Una novela en la que el sexo es la palabra clave, sin que las escenas de sexo sean el pilar de la historia. Las lecciones que Elizabeth recibe están cargadas de auténtico erotismo. Ramiel, que a sus doce años le fue concedido todo un harén, transpira sexualidad por cada uno de sus poros. Sus palabras son eróticas, sus enseñanzas son eróticas. Ramiel enseña a Elizabeth desde las diferentes palabras que existen para definir el órgano sexual masculino hasta las cuarenta posturas que se pueden adoptar para realizar el acto sexual. Las palabras son desinhibidas y en ningún caso obscenas. El tema del sexo está tratado sin pudor. Elizabeth quería aprenderlo todo y así iba a ser.

Lo que Elizabeth no sabía es que al principio Ramiel disfrutaba enormemente intentando ruborizar a una distinguida cristiana con un vocabulario sin reservas. Lo que Ramiel no sabía es que las cinco lecciones ofrecidas a Elizabeth para seducir a su marido, iban a convertirse en algo que le ayudara a superar tanto su pasado como su soledad.

Tras cada lección, una abrasadora sexualidad empieza a aparecer entre ellos. Ramiel descubre que tras la fría apariencia y decencia que toda mujer inglesa trata de mostrar, se esconde una Elizabeth ardiente y sensual. Desea a Elizabeth y desea que ella le desee como hombre. Elizabeth, sin embargo, empieza a descubrir un mundo totalmente nuevo para ella. Un mundo que su conservadora familia había tachado de inmoral, pero que a ella le hacía sentir más viva que nunca.

El argumento no sólo se centra en las lecciones sexuales. La autora recrea una trama llena de mentiras, de secretos, de falsas apariencias, de coacción y de venganza. Se aborda con gran sensibilidad un tema que es demasiado delicado en la sociedad en la que vivimos, pero que durante la historia se ha producido en incontables ocasiones.

Robin Schone ha conseguido que “El tutor” me guste. Aunque, como ya he dicho antes, yo no soy muy dada a las novelas eróticas, la Schone ha conseguido que el libro esté cargado de sexualidad y erotismo recreando tan pocas escenas de sexo, que se pueden contar con los dedos de una mano. He ahí, para mí, su logro.

Pero erotismo no es lo único que transmite “El tutor”. La autora nos presenta a unos protagonistas muy logrados. Los sentimientos de Elizabeth traspasan el papel y podemos sentir como propios sus anhelos, sus deseos, su angustia y su amor. Lo mismo ocurre con Ramiel, del cual yo me he creído su tristeza y su pasión en todo momento. Además, Robin Schone crea un clima romántico a partir de la segunda parte de la historia que no lo considero nada forzado. Los acontecimientos van sorprendiéndonos con giros inesperados y la historia de amor que va a surgir está acorde con el hilo de la novela. Una historia de amor entre dos personas iguales, aunque nacidas en mundos completamente diferentes.

La autora no se ha olvidado de los protagonistas secundarios. Cada uno de ellos es una pieza fundamental de esta complicada trama. La madre, el padre y el marido de Elizabeth, así como la madre y el criado de Ramiel. El carácter que le otorga a cada uno de ellos permite comprender porqué los protagonistas son como son y viven como lo hacen.

He valorado, además, positivamente la labor de documentación durante toda la novela. La autora nos regala algunos detalles muy interesantes de la época victoriana mientras que nos deleita con referencias del mundo árabe.

Así pues, creo que Robin Schone ha conseguido con “El tutor” una novela muy cuidada. Tanto su estilo narrativo como la expectación que logra que el lector mantenga a lo largo de toda la historia, ha hecho decantarme hacia todas aquellas lectoras que consideran que “El tutor” es un buen libro.



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