
El “negocio” que Speakman propone a Griff es extraño, pero le va a sacar de la miseria en la que se encuentra después de salir de la cárcel. Solo tiene dos problemas, se enamora de la mujer del magnate y el pasado le persigue.
Desde el primer momento sabemos quién es el bellaco de la historia y vemos, con horror, cómo va tendiendo una trampa al protagonista a pesar de que éste se la espera. Sandra Brown es una maestra en este sentido, no deja tregua, sabe crear la suficiente ansiedad en el lector para mantenerlo en vilo de principio a fin.
El suspense está asegurado y en este caso la historia de amor también tiene importancia, porque que Griff se enamore de Laura da un giro radical a su manera de luchar contra el peligro, además de sacar de dentro de él la nobleza que creía que había perdido cuando se convirtió en un tramposo que flirteaba con la mafia.
Y es que los protagonistas de esta autora han cambiado con respecto a sus antiguas novelas, ya no son aquellos hombres sinvergüenzas, vividores y arrogantes. Son, sin lugar a dudas, más humanos y confiados, pero no por ello menos atractivos. Curiosamente, Brown, siguiendo su línea habitual, no nos lo describe, es un antiguo deportista, alto, atlético y rubio, pero nada más. Tampoco nos dijo nunca cómo era Cash…
Si lo que buscáis es un libro que os tenga en vilo de principio a fin, Juega sucio es una buena opción, conmigo lo ha conseguido.
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