En alas de la seducción de Gloria V. Casañas

SINOPSIS:

En un rincón remoto de la Patagonia argentina un hombre se oculta del mundo y, sobre todo, de su pasado. Newen Cayuki, por cuyas venas corre sangre de los bravos indios tehuelche, sabe que los dioses le han negado todo, incluso el amor. Pero no imagina que la maldición toma forma de mujer blanca y que acabará con una derrota dulce, rindiéndose al amor.
Cordelia quiere ayudar a su hermano gemelo y cuando el muchacho es contratado por Parques Nacionales y enferma, ella no duda en hacerse pasar por él. Pero no cuenta con la presencia de un bárbaro que la intimida, la repudia y parece odiarla.
Cordelia y Newen pertenecen a dos culturas distintas y, sin embargo, nada podrá romper el lazo que se crea entre ellos. Y como una bendición, la magia ancestral de los antiguos, bajo la sombra de las alas del cóndor de los Andes, los ayudará a desenredar la maraña de sentimientos que ata a sus corazones.


Opinión:


Empezaré por decir que este libro no me atrajo por su título, que veía como uno más de tantos que hablan de amor, pasión y deseo. Seducción era para mí lo mismo. La novela de Gloria V. Casañas me gustó por el sub-título: Una pasión bajo el cielo de la Patagonia. ¡Ah! Eso ya era otra cosa. Siempre me gustó imaginar que viajaba a parajes lejanos, solitarios e inaccesibles, y la mención de este lugar allende los mares, en una portada que resultaba elegante, con un paisaje que evocaba magia, me convenció.

El prólogo de esta novela nos sitúa en el año 1991. Un plebeyo enamorado de una señorita coqueta que disfruta cautivándole. Ella se muestra atrevida hasta que él, interpretando mal sus argucias, creyendo que realmente le quiere, se sobrepasa. Le insulta, discuten y ella, asustada, huye a caballo. Un resbalón del animal, una caída, una muerte. Y el joven escapa hacia la tierra de sus ancestros, sabiendo que nunca podrá regresar allí y considerándose un asesino.

A partir de aquí y desde el capítulo primero de esta historia, la autora nos lleva de la mano al sur de Argentina, a un pueblo remoto, cuatro años más tarde, donde nuestro joven prófugo se ha convertido en ayudante nativo de Parques Nacionales y vive en solitario en la montaña con la única compañía de Dashe, si fiel perro lobo. Encargado de vigilar una increíble extensión de terreno, sus superiores deciden que debe tener un ayudante y contratan a un joven inexperto. Pero en lugar del muchacho acude su hermana gemela, haciéndose pasar por él.

No voy a desvelar nada de la historia, porque ya imaginará todo el mundo que desde este punto vamos a encontrarnos con situaciones opuestas, amores y desamores.

Pero sí quiero dejar constancia de que la autora nos muestra los paisajes del sur de Argentina de un modo magistral. Ves los colores, hueles el humo, aspiras la brisa, sientes que vuelas y te enterneces con el amor de Newen por cada brizna de hierba, riachuelo o animal de un país desconocido y mágico.

Es una historia donde la sugestión está presente en cada página, un canto a la libertad y al cuidado de nuestro entorno. Una novela seria, que te hace mirar de vez en cuando hacia el cielo, intentando vislumbrar esa sombra planeando hacia las cumbres: el cóndor.

Quiero hacer mención en que los personajes secundarios están muy bien definidos y creíbles, a veces un poco extravagantes, pero seductores y siempre arropando a los protagonistas.

En resumen, que la novela me gustó y pasé unas cuantas horas soñando y deseando viajar a la hechicera Patagonia.