En la boda de su hermana Sarah, Agnes MacKenzie se interpuso en el camino de una flecha, salvando la vida de Edward Napier. Para Agnes aquello fue cuestión de instinto y entrenamiento; su fama como guardaespaldas era conocida en toda Escocia, pero pocos sabían la oscura razón que la llevó a adoptar ese tipo de vida.
UN HOMBRE DE CIENCIA Y MISTERIO
Edward Napier puso en práctica sus habilidades como médico para atender las heridas de Agnes. Le debía la vida, por lo que accedió a su petición de acompañarles a él y a sus hijos a Glasgow, a pesar de la cólera de Lachlan, duque de Ross y padre de Agnes,. Sin embargo, Edward no tenía intención de permitir que aquella hermosa y temeraria mujer buscara al desconocido que había intentado matarle.
UNA APASIONADA UNIÓN ENTRE IGUALES
Agnes había renunciado al amor hasta reparar el daño que había causado, pero la gran inteligencia de Edward y su elegante atractivo la atraían como un imán.La audacia de Agnes fascinaba a Edward y, a la vez, le enfurecía.En medio de una nueva lluvia de flechas envenenadas, ambos cederán a un amor tan repentino como apasionado… un amor al que cuidar y proteger tan ferozmente como sus propias vidas…
Opinión:
Estamos ante una novela donde la fuerza de la obra se basa principalmente en la maravillosa construcción de sus personajes principales. He disfrutado de su lectura desde la primera hasta la última escena y me ha abierto el apetito sobre la historia de las hermanas de una forma voraz.
Agnes es una de esas protagonistas que siempre miro con recelo. No soy amante de espías, guardaespaldas o guerreras, principalmente porque, normalmente, las escritoras se pasan o se quedan cortas en su montaje. Sin embargo Arnette Lamb ha sabido crear un personaje atrevido, valiente, inteligente y hábil sin perder un ápice de su feminidad.
Nuestra heroína es todo lo dicho, pero además es tierna, sin caer en el empalago; coqueta, sin transformarse en una mata-hari; testaruda e independiente sin caer en la prepotencia. Es deliciosamente atípica, lo que me ha procurado una lectura de lo más entretenida.
Pero si Agnes me ha gustado en su original propuesta Edward Napier, conde de Cathcart, me ha hecho caer rendida a sus pies.
Edward es un hombre que enamora. Muy atractivo en su madurez, de fachada seria, inteligente, responsable, educado y cortés; sin embargo, en la intimidad se nos revela como un pícaro impenitente y pasional capaz de alborotar nuestras hormonas femeninas. Y con todo esto, aún hay una cualidad que lo eleva por encima de muchos otros, el amor y la infinita ternura que despliega sobre sus vástagos. ¿Quién no querría poner un Edward Napier en su vida?
La trama en sí es sencilla. Agnes salva la vida del conde y consigue que éste la invite a pasar unos días en su casa. La búsqueda del asesino y la forma de frustrar sus planes constituirán el cimiento sobre el que se desarrollará su relación.
Siempre omnipresente estará Virginia, la hermana pequeña de Agnes. Su desaparición es la causa por la que nuestra protagonista decidió dedicar su vida entera a tan peligroso oficio, sin perder nunca la esperanza de algún día poder encontrarla.
Los secundarios son estupendos cualquiera que sea la extensión de su papel: ese singular duque de Ross, padre de la protagonista, sus hermanas (espero tener la oportunidad de leer también sus historias), Tía Loo …
Seducida es una novela sencilla pero con unos personajes maravillosos. Es amena. Por momentos divertida y tierna, y no le falta su punto de pasión aunque no esté cargada de escenas hot -la química entre los protagonistas suple con matrícula de honor cualquier carencia y a la postre nos reporta una lectura de lo más gratificante-.
Siento profundamente la desaparición de su autora, pero en mi mundo, a través de sus obras, vivirá por siempre, como lo harán sus inolvidables personajes...
Opinión:
Estamos ante una novela donde la fuerza de la obra se basa principalmente en la maravillosa construcción de sus personajes principales. He disfrutado de su lectura desde la primera hasta la última escena y me ha abierto el apetito sobre la historia de las hermanas de una forma voraz.
Agnes es una de esas protagonistas que siempre miro con recelo. No soy amante de espías, guardaespaldas o guerreras, principalmente porque, normalmente, las escritoras se pasan o se quedan cortas en su montaje. Sin embargo Arnette Lamb ha sabido crear un personaje atrevido, valiente, inteligente y hábil sin perder un ápice de su feminidad.
Nuestra heroína es todo lo dicho, pero además es tierna, sin caer en el empalago; coqueta, sin transformarse en una mata-hari; testaruda e independiente sin caer en la prepotencia. Es deliciosamente atípica, lo que me ha procurado una lectura de lo más entretenida.
Pero si Agnes me ha gustado en su original propuesta Edward Napier, conde de Cathcart, me ha hecho caer rendida a sus pies.
Edward es un hombre que enamora. Muy atractivo en su madurez, de fachada seria, inteligente, responsable, educado y cortés; sin embargo, en la intimidad se nos revela como un pícaro impenitente y pasional capaz de alborotar nuestras hormonas femeninas. Y con todo esto, aún hay una cualidad que lo eleva por encima de muchos otros, el amor y la infinita ternura que despliega sobre sus vástagos. ¿Quién no querría poner un Edward Napier en su vida?
La trama en sí es sencilla. Agnes salva la vida del conde y consigue que éste la invite a pasar unos días en su casa. La búsqueda del asesino y la forma de frustrar sus planes constituirán el cimiento sobre el que se desarrollará su relación.
Siempre omnipresente estará Virginia, la hermana pequeña de Agnes. Su desaparición es la causa por la que nuestra protagonista decidió dedicar su vida entera a tan peligroso oficio, sin perder nunca la esperanza de algún día poder encontrarla.
Los secundarios son estupendos cualquiera que sea la extensión de su papel: ese singular duque de Ross, padre de la protagonista, sus hermanas (espero tener la oportunidad de leer también sus historias), Tía Loo …
Seducida es una novela sencilla pero con unos personajes maravillosos. Es amena. Por momentos divertida y tierna, y no le falta su punto de pasión aunque no esté cargada de escenas hot -la química entre los protagonistas suple con matrícula de honor cualquier carencia y a la postre nos reporta una lectura de lo más gratificante-.
Siento profundamente la desaparición de su autora, pero en mi mundo, a través de sus obras, vivirá por siempre, como lo harán sus inolvidables personajes...
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