Impulso de Nora Roberts

Rebecca tomó la decisión más importante de su vida cuando lo dejó todo y se marchó a Grecia en busca de aventuras. Allí conoció a Stephen Nickodemus y ambos se dejaron llevar por sus impulsos, sin darse cuenta de que no siempre es bueno precipitarse.

Cuando falleció su tía, el único pariente que le quedaba y la persona que la había criado y educado desde que quedó huérfana siendo una niña, Rebecca decidió dar un cambio radical a su vida.

Dejó su lucrativo puesto de trabajo como contable en una importante empresa, vendió su cómodo apartamento y subastó todas sus posesiones. Convirtió sus ahorros y acciones en cheques de viaje y compró una maleta nueva donde le cabían holgadamente las cuatro cosas con las que pensaba viajar hasta que se le acabara el dinero y tuviera que volver a replantearse qué iba a hacer con su vida.

Su primera parada fue Londres, después disfrutó de París y su tercer destino fue Grecia. Allí conoció a Nickodemus… y su vida cambió para siempre.

Esta es una novelita cortísima, de hecho es un relato de muy pocas páginas que se incluye en el libro Historias para una noche de verano. No da tiempo ni a saborearla cuando ya se ha terminado. Se lee en poco más de una hora y se centra, básicamente, en la relación de los dos protagonistas.

Su amor surge como un flechazo y apenas hay trama. La maestría de Nora Roberts hace que en tan poquitas páginas te imagines muy bien los pocos paisajes que pinta de la isla de Corfú.

No da para mucho, sólo para llenar una horita muerta y darte el placer de empezar y acabar un libro en ella. Nada más.