Morgan Hudson se
había ganado el respeto del pueblo por ser el sheriff más duro de Buckhorn. Por
eso era tan increíble que una menuda chica de ciudad le hubiera hecho perder el
control. Misty Malone resultaba exasperante y Morgan deseaba que se marchase
cuanto antes... Pero entonces descubrió el verdadero motivo por el que estaba
allí.
Misty Malone había
pensado buscar refugio junto a su hermana, que acababa de casarse con uno de
los atractivos hermanos de Morgan. Todos los hermanos la trataban como a una
reina... todos menos uno. Morgan la consideraba una especie de mujer fatal
dispuesta a seducir a todos los hombres...
Aunque se puede leer de forma totalmente independiente, en
mi opinión, ha sido un acierto que la
editorial se haya decidido a publicar Corazón sin control junto a la primera
historia de esta serie, en un solo libro. ¿Por qué? Sencillamente, porque estos atractivos, machotes y tiernos hermanos
crean adicción. Quizá sus historias sean demasiado cortas, pero en cualquier
caso procuran diversión. Es más, ya puesta, he de reconocer que si hubiera
tenido a mi alcance el resto de las novelas que componen la serie, me las
hubiera leído una detrás de otra de un tirón. No es que la novela sea
excepcional, ni es que destaque por nada, ni es que guarde sorpresas o nos vaya
atrapar con su originalidad. Pero este mundo de “solo hombres”, y la distinta
personalidad de los hermanos, puede captar divinamente nuestro interés. Y a
pesar de ser sencillita resulta de lo más amena y divertida.
En este caso el próximo machote en caer es Morgan, el
segundo de los hermanos y el único que comparte padre y madre con Sawyer, el
protagonista de la primera novela de la serie. Sabiendo de su carácter rebelde y proclive a
perder el control, Morgan ha decidido hacer de la disciplina y el orden su
profesión. Es el sheriff del lugar, y estar a ese lado de los barrotes de una
celda, le aporta la fuerza extra que necesita para dominarse.
Él, al igual que el resto de los hermanos, tiene una
inclinación especial de ayudar a los demás. Quizá sus formas le hayan granjeado
tener fama de oso malhumorado, pero su buen fondo está ahí, y es por todos apreciado
(aunque es seguro que Misty no opinaría igual tras su primer encuentro)
Conocer a Misty provocó en él una atracción e interés
inmediato, que rápidamente se transformó en rechazo al descubrir que la joven
era la hermana de la mujer de su hermano, con lo que le estaba vetada. La única
forma que conoce para frenar sus peligrosas
inclinaciones es ignorar a la joven, y en último extremo, provocarla para que
se marche.
Lo cierto es que no le cuesta mucho conseguirlo, aunque llegado
el momento y tras descubrir los secretos que guarda, sea él el primero en asegurarse de que la joven no pueda alejarse.
A partir de ahí
comenzaremos a conocer la bondad que trata de ocultar Morgan y la
independencia y decisión que marcan el carácter de Misty. El resultado no puede
ser otro que la rendición, eso sí, tras los celos, las dudas y las luchas
internas de los protagonistas con la colaboración estelar del resto de
secundarios.
Corazón sin control es una novela de evasión, ligera, divertida
y de gran sencillez. No sacia, pero puede arrancar nuestra sonrisa y dejarnos
más contentas que unas pascuas.
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