Qué ganas tenía de leer la historia de Kenneth, es de esos personajes que parecen un simple secundario pero que tienen un pasado tan doloroso y oscuro que esperas tenga su propia historia. En esta novela la autora nos adentra en el mundo del arte y como es un tema que me encanta he disfrutado doblemente la novela.
Hay otras entregas de los Ángeles Caídos que me han gustado más, quizá porque tenían más acción o porque el misterio era algo más complejo, pero como he dicho, aun así esta novela me ha hecho pasar un rato muy entretenido, está fantásticamente escrita y he podido ver un poquito de personajes anteriores de esta serie.
Otro punto a su favor de esta novela es Rebeca, la protagonista algo atípica, es una artista y además cayó en desgracia años antes tras fugarse con un joven poeta. Pero Rebeca es un personaje más complejo; una infancia poco convencional y la repentina muerte de su madre el año anterior han formado a una mujer decidida, fuerte y que pone el arte por encima de todo, o de casi todo.
Tras la muerte de su padre, Kenneth ha heredado una propiedad en ruinas, y está dispuesto a hacer lo que sea con tal de salvar su herencia y la de su hermana Beth, a la que le debe varios años de ausencia. Ahora, como secretario del afamado pintor lord Anthony deberá descubrir los mayores secretos del artista, mientras él mismo, con la ayuda inestimable de Rebeca, irá desarrollando su alma de artista.
La relación entre Kenneth y Rebeca es algo que ambos intentan combatir, él porque su entrada en la casa fue con un falso pretexto y Rebeca porque sabe que no puede confiar en los hombres. Pero el arte es pasión y para avanzar como artistas también tendrán que hacerlo como personas.
Como ya he dicho, que aparezcan otros de los protagonistas de entregas anteriores es otro detalle que me gusta de esta serie. Una historia muy bien escrita, con un poquito de intriga, un excéntrico pintor, mucho arte y unos personajes bien construidos. He disfrutado mucho leyéndola.
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