Adelaide Davies había regresado a Whiskey Creek, un lugar que en otro tiempo consideró su hogar. Volvía para cuidar de su anciana abuela y para ayudarla en su restaurante. Pero Adelaida no era feliz en el pueblo. Allí vivía demasiada gente a la que preferiría evitar, gente que había estado envuelta en la terrible noche de junio que había vivido quince años atrás.
Desde aquella fiesta de graduación que le cambió la vida, había estado deseando acudir a la policía para asegurarse de que los chicos, hombres ya, responsables de lo ocurrido recibieran su castigo. Sin embargo, no podía hacerlo sin revelar un secreto más oscuro todavía. De modo que era preferible fingir.
Noah Rackham, un hombre atractivo, popular y de éxito, no alcanzaba a entender por qué Adelaide no quería saber nada de él. No comprendía que su mera presencia era para ella el recuerdo de algo que le gustaría olvidar. Lo único que sabía era que por fin había conocido a una mujer de la que podría enamorarse.
Aunque Addy lo último que quisiera haber hecho es volver al lugar del que escapó hace quince años, regresa sin embargo a su ciudad natal para ayudar a llevar el restaurante a su anciana abuela, a quien adora y la única persona que cuidó de ella durante toda su niñez y adolescencia como si fuera una madre.
En la fiesta de graduación de los alumnos que estaban dos cursos por delante de ella en el instituto, un grupo compuesto por cinco de los estudiantes más famosos violaron a Addy. Ella nunca contó ni denunció esta horrible experiencia a nadie porque en su momento temió las represalias.
Ahora, cuando no le queda más remedio que volver, pretende pasar desapercibida en la medida de lo posible y, sobre todo, no entablar amistad ni relacionarse con nadie. Sin embargo, recién llegada al pueblo, es secuestrada, golpeada y arrojada a la mina en la que fue violada y donde el mismo día murió Cody.
Cuando Noah Rackham regresa a su casa, escucha unos gritos procedentes de la mina en la que hace quince años falleció su hermano gemelo. Después de mucho esfuerzo, consigue rescatar a Addy. A partir de ese momento a toda costa él desea tener algo más con ella, pero Addy tiene motivos para no darle ni siquiera una oportunidad, a pesar de haber estado enamorada de él durante sus años de estudiante y hasta el momento en el que se marchó.
Mientras Noah insiste y Addy no quiere darle ninguna opción, alguien está muy interesado en que el pasado no salga a la luz. Las evasivas de la muchacha y determinados comportamientos de algunos de los habitantes del pueblo, le indican a Noah que Addy esconde mucho más de lo que a simple vista pudiera parecer... aunque ella está decidida a no desvelar su secreto.
La trama de la que parte la novela, como podéis imaginar es tremendamente compleja, y si bien es cierto que tanto las vidas que ha inventado para los personajes implicados en los acontecimientos que acaecieron hace años, como la relación de pareja que viven los protagonistas está muy bien trabajada, la historia desde luego es difícil de masticar. Sin embargo, la autora ha sabido presentarnos muy bien los momentos por los que ha pasado la protagonista llevándonos hasta la actualidad donde está sicológicamente recuperada, lo que no quiere decir que no tenga recuerdos. Noah es un hombre maravilloso que desde el principio se preocupa por ella, a pesar de los reparos de ella.
Los diálogos son muy buenos, sencillos y naturales, y la escritura de la autora tan amena y adictiva como siempre. Hay misterio y suspense hasta el último momento. Por supuesto volvemos a ver a los personajes de los libros anteriores. Además asistimos también a la historia personal secundaria del íntimo amigo de Noah.
Estoy enganchada a esta serie y aunque cada uno de los libros puede leerse de forma independiente, resulta delicioso poder reencontrarte en cada entrega, además de con la historia de amor que toca del grupo de amigos, con todos ellos y con la rutina de la comunidad del pequeño pueblo de Whiskey Creek.
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