Novela ganadora del VII Premio Vergara – El Rincón de la Novela Romántica
Tras haber sufrido un desafortunado percance, Lena vaga por las calles de una ciudad enorme y desconocida en el otro extremo del mundo –Buenos Aires–, mientras se pregunta en qué momento esa escapada le pareció una buena idea. Quizás después de haber recibido un vídeo en el que su prometido retozaba con la stripper que amenizó su despedida de soltero. O tal vez tras la última discusión con su madre, una mujer muy conservadora, cuando le anunció que había decidido cancelar la boda. Era un hecho: necesitaba alejarse de Madrid y de una vida perfecta y organizada que se había ido al traste. Lo que no imaginaba era que se encontraría en la situación en que ahora se encuentra, sin dinero y sin saber qué hacer.
Cansada, asustada y hambrienta, Lena baraja la posibilidad de darse por vencida y regresar. Cuando está a punto de rendirse, un delicioso aroma la saca de su ensimismamiento y la conduce hacia un pintoresco café de barrio, atendido por un joven bastante impertinente que, al igual que todo en aquel lugar, resulta ser mucho más de lo que aparenta.
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Absoluta y totalmente rendida a esta historia.
Es tierna, es dulce, es romántica, es conmovedora, es intensa...
Según pasas sus páginas, poco a poco se te va metiendo dentro acomodándose despacito en el corazón, caldeándote hasta la médula.
Está muy bien escrita, estupendamente narrada y se ve desde el inicio que está creada con mimo y amor. La lectura es fácil, relajada y tan adictiva como para necesitar volver a ella sin demora cuando la apartas un momento.
La protagonista rompe con todo y pone, literalmente, el mar de por medio queriendo empezar de cero y tratando de encontrarse a sí misma. Esto, aunque en principio por su similitud con los inicios de otras novelas podamos creer que nos encontramos con una historia parecida a otras muchas, sorprende porque con estos mimbres la autora ha sido capaz de crear una trama por completo diferente.
Las circunstancias a las que se enfrenta la heroína, Lena, colaboran para hacer que encuentre mucho más de lo que busca, originando así que la historia transcurra por otros derroteros, que el romance se cueza a fuego lento y que la ambientación y el escenario en el que se mueven protagonistas y secundarios resulte original, envolvente y un complemento exquisito que ayuda a redondear una novela magnífica.
Tras la apariencia arisca y hostil, Alex esconde un espíritu sensible y una brillante inteligencia, pero cuanto aconteció en su reciente pasado han hecho de él un ser incrédulo que vive sin esperanza ni ilusión.
Lena y Alex son los protagonistas, y tanto una como otro se comen ese escenario imaginario en el que se mueven para contarnos su historia. Ambas personalidades están creadas con vida y alma. Es imposible no hacerte una imagen de cada uno de ellos tal y como te los presenta la autora, porque los ha dotado de fuerza y energía, de defectos y virtudes, de un comportamiento, de una manera de proceder y reaccionar que es improbable verlos solo como meros personajes de papel.
Si ya con eso la autora merece un diez, sin duda se corona cum laude al hacer exactamente lo mismo con los personajes secundarios. Estos representan, además de su papel para con la historia, la función añadida de hacernos reír, pensar, llorar, enternecernos, empatizar... entre otras muchas cosas.
La novela gira y crece en cada vuelta va arrastrando al lector en un remolino de emociones y vivencias, de risas y sonrisas, de pellizcos en el corazón y ojos húmedos... Y es que al transitar sus páginas, la autora nos abre la puerta a un mundo de emociones, y a la par que las leemos las visualizamos y vibramos con ellas.
Es una lectura para saborearla despacio y una vez terminada paladearla con deleite durante mucho tiempo.
Me ha enamorado por completo.
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