La señorita Mary North llega al encantador pueblecito de Old Chester con el firme propósito de encontrar una casa en la que vivir junto a su madre, la señora North, quien anhela volver al que fue su hogar durante su infancia y adolescencia con el fin de pasar allí el resto de sus días.
Quiere el destino que Mary, ante la sorpresa de sus nuevos vecinos, se decida por una vivienda en Main Street, justo enfrente de la vieja casa de los Price. Y es entonces cuando Old Chester empieza a bullir de excitación: murmuraciones contenidas, risas nerviosas, insinuaciones traviesas, y muchas preguntas en el aire. ¿Sabe Mary quiénes son sus vecinos? ¿Conoce acaso lo que ocurrió cuarenta y ocho años atrás? ¿Le habrá contado su madre quién es Alfred Price?
Mi primer comentario es, sin lugar a dudas, para la maravillosa portada de este libro. Descubrí Nouvelles De Epoca Vintage por un enlace que alguien puso en Facebook, entré a dar un vistazo y me enamoré de la presentación de los libros que publican. Dejo el enlace por si a alguna os interesa, es una pasada.
Ahora voy con la novela.
La historia se lleva a cabo en un pueblo pequeño, uno de esos lugares olvidados, donde parece que nunca pasa nada, que la vida es sencilla y el tiempo transcurre monótono. Pero ni por asomo es así la vida de algunos lugares y en el pueblo donde se desarrolla el argumento, mucho menos.
Algunas veces, no triunfa el amor, al menos a la primera de cambio. Eso es lo que les pasa a Alfred y Letty. Son jóvenes, están enamorados, pero los padres de ambos no admiten ese amor creyendo que se trata de una tontería de juventud y consiguen que se separen. Llevan por tanto vidas apartadas y cada uno de ellos acaba casándose con otra persona.
Sin embargo, la vida da muchas vueltas y después de muchos años, Letty quiere regresar al pueblo donde vivió, acompañada de su hija Mary.
Es la historia de un reencuentro, de un amor nunca olvidado que puede volver a florecer, de esas ilusiones perdidas que, de repente, están otra vez ahí para alegrar el alma.
Alfred ya no es el muchacho que era, Letty tampoco. Y les importan muy poco los comentarios que se empiezan a extender por el pueblo sobre ellos. Posiblemente, puede parecer una locura que vuelvan a juntarse, que vuelvan a soñar con ser felices el uno junto al otro, pero a mí me ha parecido una historia llena de ternura y aplaudo a estos dos personajes.
Aparte del argumento, de verdad que he disfrutado a tope con la novela porque parecía que tenía un tesoro antiguo en mis manos. Cada página es un regalo para la vista, los adornos que hay en cada hoja hacen que te traslades a oro tiempo, cuando los libros eran obras de arte, cuando se escribía y se encuadernaba con cariño.
Todos los personajes de la novela son estupendos, están llenos de vida, de ternura, se hacen reales según los vas conociendo, y los secundarios viven alrededor de los principales dando fuerza a la historia, dejando que vayamos conociendo el modo de pensar de cada uno de ellos, sus anhelos y sus miedos. Es como irse a un pueblo pequeño de nuestra geografía y empezar a enterarte de sucesos pasados.
Es un libro para tenerlo en un sitio especial, para mirarlo de vez en cuando, para cogerlo entre las manos y disfrutar con el tacto de sus hojas y su cubierta.
Buena historia, buenos personajes, estupendas descripciones y, sobre todo, una esmerada encuadernación. La recomiendo porque sé que a las que aman de verdad la lectura, les va a encantar.
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