Un relato de suspense magistral y con unos personajes carismáticos que vuelven a confirmar a Ken Follett como el maestro indiscutible del género.
En junio de 1941, el curso de la guerra es desfavorable a Gran Bretaña. De alguna manera, los alemanes están anticipándose a las incursiones aéreas de los bombarderos británicos.
Hermia Mount, una inteligente analista británica empieza a sospechar de la existencia de una estación de radar secreta en la costa de Dinamarca. En Copenhague, el policía colaboracionista con los nazis Peter Flemming intenta descubrir la red la resistencia danesa. Entretanto Harald Olufsen, un joven estudiante danés se ve involucrado poco a poco en la investigación de Hermia. Cuando finalmente descubre la verdad, en la isla danesa de Fano, ocupada por los alemanes, no tiene manera de hacer llegar la información a Gran Bretaña.
No hay más que quitarse el sombrero ante este autor. Todo lo que he leído de él ha sido un acierto, y es que tiene un don especial para escribir novelas con unas tramas complicadas, pero perfectamente argumentadas, que te tienen en vilo desde la primera página. Bueno, casi desde la portada.
Esta novela es una más de esas que mantienen un argumento repleto de aventura y espionaje, durante la Segunda Guerra Mundial.
Con un estilo depurado y cuidado, Follrt nos mete de lleno en una apasionante historia en la que, entre otras cosas, somos testigos privilegiados de las argucias de los servicios de inteligencia de varios países, ataques y sorpresas. La época elegida fue dura para todos, millones de muertos avalan la locura humana que hizo estallar la guerra. Sin embargo, en medio de esa hecatombe, algunas personas intentan paliar los efectos de una confrontación cruenta que, a nadie beneficio y a todos pasó factura.
Los ingleses tienen la casi seguridad de que los alemanes tienen puesto en marcha un radar especial que detecta a sus aviones, lo que les lleva a perder muchos de ellos. Por esa vía va una parte de la novela.
Por otra, nos lleva hasta Fano, una isla perteneciente a Dinamarca, la más septentrional de las islas Frisias, donde uno de los personajes de la historia se da cuenta de que algo extraño está sucediendo. La isla está ocupada por el ejército nazi, y aun así, se involucra para intentar averiguar a qué se deben sus sospechas. Y sin quererlo, se ve metido de lleno en un problema de grandes dimensiones.
Los personajes de la novela, como todos los que salen de la mente de Follet, son completos. Hermia es una mujer inteligente, una analista que es la que empieza a sospechar acerca de ese radar que han montado los alemanes.
El libro hace hincapié en la importancia de la amistad en momentos de peligro, cuando más difícil es demostrarla. Y al amor, porque aun en las épocas más oscuras de la Historia de la Humanidad, el amor existe.
Un sinfín de aventuras, de intriga, de momentos llenos de tensión. Acción es el segundo apellido de Ken Follet.
Me ha gustado bastante y la recomiendo.
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