Libro 11º de la serie multiautor de "Los Fortune"
"El duro Max Cooper tenía ante sí la oportunidad perfecta para poner en su sitio a su arrogante socia, Kristina Fortune. Aquella princesita mimada había perdido la memoria y dependía enteramente de que Max la ayudara a recuperarla. Mientras su cabeza le pedía a gritos que la convirtiera en su esclava, su corazón le obligaba a plantearse sus motivos. ¿Estaría castigando a Kristina por el deseo que provocaba en él... o más bien negándose a sí mismo una luna de miel memorable?"
Kristina Fortune, no es una niña mimada. Creativa, responsable y muy segura de sí misma, trabaja de publicista para una de las numerosas empresas familiares. Desde que murió su abuela los recuerdos la ahogan. Necesita cambiar de aires una temporada, así que, hace las maletas y pone rumbo a California. Acaba de heredar la copropiedad de un hostal frente al mar.
Max Cooper es un hombre muy ocupado. Tiene una empresa constructora que le absorbe mucho tiempo y aparte, debe hacerse cargo de un pequeño negocio que le dejaron sus padres. El hostal parece estar siempre en números rojos pero forma parte de su infancia y no quiere desprenderse de él. Lo que menos necesita es una señoritinga de ciudad que le diga cómo tiene que dirigir el negocio.
Max y Kristina no empiezan su relación con buen pie. Sus puntos de vista sobre cómo hay que llevar el hostal, son totalmente diferentes. Tras un golpe, Kristina queda a merced de Max. Sufre de amnesia y convertirse en una de las camareras del hostal, le parece lo más normal del mundo. Max, de golpe y porrazo, se encuentra con el mando absoluto y lo aprovecha...
A pesar de que las series multiautor me dan pavor, empecé a leer este Harlequín con entusiasmo. La sinopsis no defrauda y he encontrado lo que estaba buscando: un librito desenfadado con el que pasar un buen rato.
El conglomerado de la familia Fortune puede asustar un poco al principio. El clan tiene más miembros que árboles hay en el Amazonas. Entre hijos, nietos, esposas, ex esposas, hermanos, hermanastros... te dan vueltas hasta los ojos. ¡No hay que asustarse!, al principio de cada novela hay un breve resumen de la vida de los personajes que van a aparecer en ella. Por haber, hay hasta un pequeño extracto del diario de la matriarca, Kate Fortune.
La novela es muy dinámica. Del brillante mundo de los negocios pasamos a un rústico hostal. La relación entre Max y Kristina va variando con cada página que pasas. Al principio está llena de dimes y diretes pero a medida que te vas metiendo en harina, la verdadera Kristina emerge a la superficie. Me encanta cómo Max empieza a ver más allá de una cara bonita. Su lucha contra sí mismo, para hacer lo correcto: está loco por Kristina pero teme ir más allá sin decir la verdad. Por su parte, Kristina es toda poses pero Max es duro de roer. Desde luego, tensión hay y la transmiten.
Me gusta mucho el ambiente del hostal. Los personajes secundarios que trabajan en él, enriquecen la historia. Es muy tierno ver como todos son fieles a Max y guardan el "secreto".
Lo que no me ha gustado nada, ha sido el quiebro de la abuela. No doy más pistas para no chafar a nadie.
Mi puntuación es 4/5
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