Libro 31 de la serie "Hombres de Texas"
"El ranchero Jared Cameron era un verdadero misterio para todos los habitantes de Jacobsville, Texas... y a él le gustaba que fuera así. Sólo la dulce Sara, una vendedora de libros, se atrevió a inmiscuirse en su soledad pero lo hizo únicamente para decirle que el libro que más se ajustaba a su personalidad era alguno sobre ogros.
Fascinado por su audacia, Jared sedujo a la sencilla librera; Sara no tardó en encontrarse inmersa en las secretas intrigas que rodeaban a Jared y él descubrió que debía librar una gran batalla: debía luchar por el amor"
Jared Cameron es un vaquero sin espuelas. Es un hombre que se siente más cómodo en los despachos que a lomos de un caballo. Propietario de uno de los mejores ranchos de la región, ha vuelto a él para olvidar unas cuantas penas (qué las tiene...) y de paso, esconderse de los malos.
Sara Dobbs trabaja en una librería. Cuando la campanilla de la puerta anuncia a un nuevo cliente y hace su aparición el guapetón de Jared, siente una repentina irritación. Sus maneras, su tono de voz prepotente y su conversación cortante no hace que aflore su lado más amable. Una tranquila compra de libros se convierte en un campo de batalla.
La situación es ésta, pero la autora coge un calzador y Jared y Sara (por azares del destino) acaban cuidando el uno del otro. Como el roce hace el cariño, ¡ya tenemos una novela romántica!.
A Diana Palmer le ha vuelto a salir un libro de los que parecen de relleno. Creo que una escritora con su trayectoria, no debería permitirse tener estos pinchazos. Rezo porque una mano amiga se pose en su espalda y le recomiende dejar de escribir novelas como churros y empezar a escribir bollería fina. Quiero volver a leer libros con unos argumentos como los de antes: intensos, con fuerza, con unos protagonistas que hacen que te quites el sombrero, con una ambientación que la haces tuya... Creo que lo que quiero es ya un imposible. La fábrica Palmer, haría bien en cerrar sus puertas hasta que vuelva a encontrar la materia prima que hizo de esta escritora lo que siempre ha sido.
Centrándome en Corazón de hierro, diré que tiene un argumento superficial e imposible de leer sin llevarte un sofocón. Es una de esas novelas insufribles que no ves el momento de terminar. Está escrita con un tonillo de lo más penoso (cito "¿Cómo va a tener celos un hombre tan rico y poderoso como él por una empleadilla de librería como yo?"). Ya sé que la autora se caracteriza por este tipo de protagonistas, pero en este caso, lo ha llevado a tal extremo que durante toda la lectura no puedes parar de preguntarte: ¿por qué sigo perdiendo el tiempo?.
La relación entre Jared y Sara parece sacada de una película de ciencia ficción. Pasan del profundo desprecio (sin razón aparente) al amor más entregado. Jared Cameron, es el todopoderoso ricachón que pone sus ojos en la dulce florecilla de Sara Dobbs. Una Sara, que intenta ser igual de grosera que Jared y parece que está jugando al parchís. En pocas palabras: hacía tiempo que no veía a dos protagonistas con menos chispa.
Algunos de los protagonistas secundarios de este Harlequín son viejos conocidos para las seguidoras palmerianas: Alex Cobbs, protagonista de El preferido de las mujeres (libro 24 de la serie "Hombres de Texas") y Cy Parks, protagonista de Un momento de locura (serie "Soldados de fortuna"). Del resto, prefiero ni acordarme...
En cuánto a la ambientación, la novedad es que la novela no está ambientada. Tanto el pueblo de Jacobsville como el rancho parecen el decorado de un teatro. ¿Dónde están los caballos, las vacas, los perros...?
De nuevo, me he llevado una desilusión con la señora Palmer.
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