Me llamó la atención el argumento de esta novela porque hasta ahora no había leído nada de oceanógrafos y siempre busco aprender cosas nuevas.
El barco de Emile sufre un percance y algunos de los que van en él desaparecen en el accidente. La sospecha recae directamente sobre Emile y solamente su nieta, Riley, parece creer en su inocencia.
Riley se ve envuelta en un misterio que está dispuesta a llevar a la luz. Es una muchacha decidida y valiente a la que no le importa enfrentarse con todos con tal de salvar el buen nombre de su abuelo. Sin embargo, se da de frente con varios problemas: uno de ellos es que el cuerpo del antiguo capitán aparece en una playa con todas las trazas de un asesinato. El otro, es que debe enfrentarse con un agente del FBI que investiga lo sucedido y por el que se siente atraída: John Straker.
La historia, como es lógico, nos lleva a aunar los esfuerzos de la protagonista con el agente del FBI.
Straker se siente atraído también por la muchacha y, como buen héroe de novela, intenta protegerla para que no le pase nada. Por otro lado, se enfrenta con el esposo de la hermana de Riley, que está decidido a demostrar que el abuelo de ellas ha sido el responsable del horrible accidente. Conoce al abuelo y conoce a Riley desde que eran jóvenes y aunque siempre han estado peleando, no puede negar que se siente interesado y un poco asustado ante esa mujer de firmes convicciones.
En el argumento nos encontramos con varios sospechosos y la autora plantea la historia de tal modo que acabamos sospechando de unos cuantos, lo que hace la novela bastante interesante mientras buscamos pistas página a página. Sobre todo, porque los personajes son de relevancia en la sociedad de Boston.
La novela me ha mantenido en tensión mientras buscaba yo misma las pistas que me ayudaran a encontrar al culpable, acrecentado todo por la tensión sexual entre los protagonistas.
Muy entretenida.
Mailo
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